En una democracia la libertad de prensa es esencial. No solo para que la gente en general pueda expresar sus opiniones sino también para que los ciudadanos puedan tener la información necesaria para tomar decisiones. Esa libertad de prensa y expresión tiene que ir acompañada de una educación que permita dirimir a los ciudadanos entre informaciones fiables y no fiables.
Cuando se iniciaron las sociedades democráticas estas ideas estaban claras y existieron múltiples formas de prensa y de información.
Pero cuando vinieron dictaduras estas libertades se cortaron de raíz. Quienes vivimos en los años 40 a los 60 recordamos cómo había que adquirir información de emisoras extranjeras, como la BBC, y periódicos como «Le Monde» para enterarnos de lo que pasaba en nuestro país.
Las llamadas sociedades democráticas y los medios de comunicación han evolucionado. En la sociedad cada vez el poder de unos pocos quiere controlar más esta sociedad. Por otra parte al pasar de prensa escrita a sistemas como la televisión favorece esta posibilidad.
Así vemos cómo medios de comunicación van siendo controlados por unos pocos poderes económicos. En Estados Unidos el canal de televisión más visto, Fox News, está controlado por Rupert Murdoch, un billonario de origen australiano que además controla varios periódicos en Inglaterra. Esta cadena televisiva hace propaganda constante del partido republicano y ha sido uno de los propagadores de noticias falsas como que Obama no había nacido en Estados Unidos y que el calentamiento global no existe.
En otras cadenas televisivas se ha visto presiones similares y la televisión y radio públicas, NPR, han tenido que recurrir a donaciones públicas para mantener independencia de esos poderes en la sombra que van controlando los medios de información. Ese control informativo socava las bases de la democracia auténtica.
En España se han visto procesos similares. Cuando el PP llego al gobierno con mayoría absoluta tomó el control de la TVE. Desde aquel momento se ha visto la marcha de reconocidos periodistas de TVE, y las protestas de sus trabajadores por las numerosas distorsiones de la información dada. Otro ejemplo ha sido el periódico «El País», un periódico emblemático del final del periodo franquista y comienzo de la democracia. En estos últimos años y debido al control económico ha perdido el carácter independiente y la calidad que le caracterizaba.
En las dictaduras se sigue eliminando la libertad de prensa, incluso vemos con cierta periodicidad el encarcelamiento e incluso asesinato de periodistas en esos países. Pero no por vivir en un país llamado democrático podemos decir que estas cosas no pasan aquí.- Más sutilmente y de forma menos violenta, también vemos la reducción de esta libertad en los países democráticos.
Pero también tenemos nuestra parte de responsabilidad en el manejo de la información que nos llega. Nuestra obligación es ser críticos y no creernos una información simplemente porque nos gusta e ignorar otra porque no nos gusta. El Sr. Trump es un ejemplo claro de lo que no se debe hacer, él llama «noticias falsas» cuando hablan mal de él y noticias ciertas las que hablan bien.
Claro que la inmensa mayoría de las personas no tienen un comportamiento tan abiertamente infantil como el Sr. Trump, pero a veces y de forma más sutil nos comportamos como él. Hemos de ser más críticos con las informaciones que nos dan y contrastarlas con diferentes medios.
En las últimas semanas hemos vivido una situación en que ha sido difícil obtener información fiable. Es el caso de Catalunya que ha dividido a los ciudadanos de España y a los medios. Muchos de los medios se han alineado con un punto de vista o con el opuesto. Era difícil saber qué realmente estaba pasando. Me he sentido como en los años 50, volviendo a consultar medios extranjeros para poder juzgar.
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