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Tengo que admitir que si Rajoy pone una peluquería, su clientela pilla una alopecia de la de quedarse calvo de solemnidad. No bastándole el problemón que le están montando los independentistas catalanes, le nacen problemas por doquier, como si fueran setas. Ahora le acaban de aparecer los antiturismo, sin importarles a éstos ni poco ni mucho que sea, precisamente el turismo, el que más mano de obra juvenil crea.

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Dando un vistazo por el panorama de los antitodo, creo que España se nos está haciendo a marchas forzadas antitodo, antitaurina, anticaza, antipolíticos, antitabaquismo, antisistema y ahora tras gastarnos una millonada pagada a propios y extraños para llegar a tener el turismo que tenemos nos salen los antituristas. Recordarán ustedes que antes de que principiara la fobia al turista, desde estas mismas páginas aventuramos que el turismo divide a la población en dos partes, los que sufren las consecuencias de un turismo desvergonzado, soez, barriobajero y destrozador, que se comporta como vándalos, sin ver los perjudicados ni un solo euro de beneficio, y los que fían su presente y su futuro en el dinero que les llega gracias al turismo.

Tarde o temprano habrá que ordenar a una población de visitantes que llega a superar a la nativa, pero eso solo debe de hacerse con criterio, con inteligencia y sin perder de vista que estamos hablando de una de las industrias más productivas.