Protagonistas del 'cabragate' de Sant Lluís que acabará en tragedia. El exalcalde Llorenç Carretero (El PI), que ya está harto del 'pati d'escola'; la alcaldesa Montse Morlà, que pide a las dos concejales del PSOE que se vayan si no están a gusto; y una muy cabreada Teresa Borrás (PSOE). Incendio político nivel 1
El 'cabragate de Sant Lluís' ya ha entrado en una dimensión oculta y desconocemos cuál será el final de la desopilante crisis política que mantiene en vilo a todos los santlluïsers, con el grave daño colateral de todo el gobierno municipal en el aire.
Las discrepancias -desvelan las mujeres protagonistas de este drama, devenido en tragicomedia- no son de naturaleza política, sino humana y de carácter personal. «Es que no nos hablamos entre nosotras», admiten en voz baja. La desconfianza instalada entre los cuatro concejales de Volem Sant Lluís (la alcaldesa Montse Morlà; Remi Lora, Joan Miquel Pons Sintes y Llúvia Juancadella) y las dos del PSOE (Teresa Borràs y Adelaida Ponsetí) ha dinamitado al tripartito equipo que se formó en junio de 2015 y situó al PP en la oposición con seis ediles (el exalcalde Cristóbal Coll; Pedro Tudurí, Loles Tronch, Daniel Mercadal Stevenson, Elvira Capó y Francisco Olives Salas). El exalcalde socialista Sino Carretero, que había transitado del PSOE al PI cuando supo que no repetiría en la candidatura del PSOE, optó después de las elecciones, ante la tesitura 6 PP-6 Volem Sant Lluís/PSOE, por apoyar la investidura de Montse Morlà e integrarse en un equipo de izquierdas donde hoy es el segundo teniente de alcaldía.
El bando de las cabras
Todo empezó con el bando de la alcaldesa -que sólo gestiona Juventud y Deportes- en el que anunció el sacrificio de las cabras asilvestradas, que han sido el detonante de esta crisis municipal inacabada. Las dos concejalas socialistas manifestaron su rechazo, pero Montse Morlà replicó: «si el PSOE quiere llevarse todas las cabras, que se las lleve; ningún problema, están para adoptar». Destapaba el incendio que, hacía días, carbonizaba al tripartito de Sant Lluís.
El 10 de abril el Pacte de Sant Lluís se salvó in extremis porque aquel día Teresa Borràs y Adelaida Ponsetí estaban decididas a devolver las competencias asignadas: Borràs, primera teniente de alcaldía, Asuntos Sociales; y Ponsetí, Educación y Cultura. O sea, un desmarque fino, como ha hecho Més per Menorca, que sale del Govern Armengol como medida de protesta por la forzada dimisión de Ruth Mateu, pero la coalición menorquina dice que seguirá apoyando los Acords de Governabilitat de Balears.
Mientras, Biel Barceló sigue como vicepresidente del Govern y no acierta a comprender cómo los directores generales que el mismo nombró no cumplieron sus instrucciones al adjudicar contratos públicos a Jaume Garau, jefe de su campaña electoral.
Discusiones de pareja
La reunión del 10 de abril, con Carretero, Morlà y Borràs, no arregló nada. Acabó con caras serias, después de mucho hablar y poco dormir. La alcaldesa afirmó que «nos hemos disgustado porque hay vínculos personales, nos apreciamos» y comparó la situación a discusiones de pareja que acaban con una pelea tras la que hay que sentarse y hablar.
Pero la socialista Borràs advirtió que peligraba el pacto. Volem Sant Lluís, PSOE y el PI se dieron una semana de reflexión. La segunda reunión se celebró el 18 de abril y terminó peor, porque las dos ediles del PSOE se plantaron y abandonaron el encuentro. El incendio político alcanzó nivel uno. La alcaldesa, que se sabe y se siente cuestionada por el PSOE, estaba dispuesta a dimitir, pero después se lanzó al contraataque: si Borràs y Ponsetí no están a gusto, que se vayan para dar paso a otros miembros de la candidatura del PSOE-Sant Lluís.
Los nueve mediadores
La gestora del PSOE-Menorca, que hasta ahora se había dedicado a apagar el incendio de Es Migjorn, tuvo que reunirse el jueves con la agrupación socialista de Sant Lluís. María José Camps, presidenta de la comisión que dirige al PSOE menorquín tras la dimisión de Vicenç Tur, constató la profunda división en la agrupación local.
Sobre la mesa, la salida inmediata del tripartito, lo que provocaría un gobierno en minoría Volem-El PI. Las diferencias se registran en el grado de distancimiento del PSOE. El acuerdo final consistió en recurrir a nueve mediadores -tres por cada formación del gobierno- para solucionar los problemas. Pero como en Sant Lluís impera el desacuerdo, la alcaldesa manifestó al día siguiente que este grupo mediador aún no ha sido aprobado.
Sino Carretero, harto del cabragate y de lo que califica como 'pati d'escola', advierte que «o la izquierda se pone de acuerdo, o habrá moción de censura y gobernará el PP». Palabras muy mayores. María José Camps, que no es consciente del alcance ni la gravedad del conflicto, receta analgésicos que «ayuden a curar la herida». Los analgésicos sólo alivian el dolor, pero no sanan. Y hoy el tripartito de Sant Lluís sufre un choque séptico, provocado por elementos patógenos, de mal diagnóstico, que no se cura ni con analgésicos ni con mediadores, aunque sean nueve.
PREGUNTAS DE LA SEMANA
¿Cuál será la respuesta del Govern a la primera pregunta de Més per Menorca en esta legislatura que formulará el martes en el Parlament?
¿Cuál es el calendario que maneja la comisión gestora del PSOE-Menorca para que Pere Moll sea relevado como alcalde de Es Migjorn Gran?
¿A qué menorquines ha ofrecido la consellera de Cultura del Govern, Fanny Tur, incorporarse a su departamento?
¿Con quién ha realizado consultas jurídicas y procesales el exdirector general de Cultura del Govern Jaume Gomila?
¿Logrará mañana el PP-Menorca que el Consell reclame al Govern la gestión directa de los fondos de la ecotasa recaudados el 2017 en la Isla?
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