Nunca es tarde para aprender en esto del transporte aéreo y el ninguneo al que nos someten las compañías. Y eso que como robinsones rodeados de agua estamos curtidos en lidiar con mensajes engañosos, ofertones fantasma y cargos que se cuelan a velocidad de vértigo en el tiempo que tardas en teclear el último dígito de tu tarjeta en las reservas on line. Descubrí recientemente que en el billete de ida y vuelta 'tanto monta monta tanto' un trayecto como el otro y que están estrechamente vinculados, hasta el punto de que el retorno se te cancela sin posibilidad de hacer nada al respecto cuando, por cualquier causa no coges el primer avión.
O sea, que amablemente la aerolínea te comunica vía mail que has perdido tu billete de vuelta porque no usaste el de ida. No importa que llegaras a la Isla por otros medios y que ahora quieras volar, es un caso de no show, como repetía con voz monotóna y martilleante el operador al otro lado de la línea telefónica cuando, atónita, llamé para saber qué había ocurrido.
Lo que es realmente un show es la cara de paisaje que se te queda cuando te dicen que te han birlado 135 euros y no has puesto el pie en el avión. Para echar sal a la herida los empleados de tierra de la compañía se liberan de toda responsabilidad porque reservaste por internet, y como estamos en una isla, no queda otra que volver a comprar el maldito billete de vuelta que ya habías pagado. Se trata de una cláusula abusiva, no pueden obligarte a viajar, y menos aún tienen permiso para dejarte en tierra y volver a comercializar tu asiento para cobrarlo otra vez. Hay sentencias contra dicho invento del no show a raíz de demandas presentadas por organizaciones de consumidores, pero por lo que veo algunas aerolíneas persisten en ellas. Lo más triste es que sea Air Nostrum (subsidiaria de Iberia), la compañía que nos debe prestar el servicio público con Madrid, la que sigue utilizándola.