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Hace unos meses Courtney Holmes, un peluquero de la ciudad de Dubuque (Iowa, Estados Unidos) tuvo una gran idea: dedicaría uno de sus días libres a cortar el pelo gratis a los niños del barrio. A cambio de este servicio, los niños tenían que coger un libro y leerlo mientras el peluquero hacía su trabajo. De esta manera, Courtney quería que los niños de su ciudad dejaran de lado las videoconsolas y aprendieran a disfrutar con la lectura. Pensó que la idea tendría poca repercusión. Sin embargo, el primer día ya tenía una cola de cuatro niños que esperaban para entrar en la peluquería. Al final de la jornada, más de diez chavales seguían esperando su turno. Como no los podía atender ese día, les dijo que se llevaran un libro y volvieran cuando lo hubieran terminado para cortarles el pelo. Tras varias semanas, la iniciativa se difundió por toda la localidad y despertó la atención de una asociación sin ánimo de lucro. Ahora la peluquería cuenta con el apoyo de un grupo de ciudadanos que, de manera desinteresada, donan libros para que los niños puedan adentrarse en el mundo de la lectura. Una vez al mes organizan eventos en la peluquería en los que se enseña a los chavales la importancia de la lectura. Ha recibido la visita de varios medios de comunicación. La idea se ha difundido por las redes sociales. La prensa internacional ha recogido la noticia. Sorprendido por el interés de la noticia, el famoso peluquero dijo a los periodistas: «Quería demostrar a los niños de familias con pocos ingresos cómo a través de la lectura se puede tener mucho éxito».

La era digital ha afectado a las costumbres de los más pequeños de la casa. Según el Libro Blanco sobre la educación en el entorno audiovisual del Consejo Audiovisual de Cataluña, los niños están dedicando al año más tiempo a la televisión y las otras pantallas (990 horas) que a la escuela (960 horas). Los menores están de media 19 horas a la semana delante de la televisión, 5 horas con la videoconsola y 6 con el ordenador. Alrededor del 30 por ciento de los niños de entre 4 y 12 años tiene televisor dentro de su habitación. A partir de los siete años, existe una tendencia de los menores a construir centros multimedia con videoconsolas, acceso a Internet y música (incluso neveras) en los que se despiertan por la mañana y se duermen por la noche. Un 38 por ciento de los menores se marcha a la cama con una videoconsola en lugar de un libro. Por otro lado, el uso del teléfono móvil se ha disparado entre los más pequeños pues, al menos, un 30 por ciento dispone de este dispositivo a los 10 años. Según otro estudio realizado por la asociación Protégeles, se concluye que solo el 27 por ciento de los niños entre 11 y 12 años pide permiso a sus padres antes de descargar una aplicación. La necesidad de estar siempre conectado para mantenerse activo en las redes sociales ha llegado hasta el punto que solo un tercio de los jóvenes entre 13 y 14 años apaga en algún momento el terminal. Es decir, la mayoría de los jóvenes no quiere desconectar ni un segundo el móvil ante el temor de desaparecer del mundo virtual en el que se relacionan.

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Es cierto que las nuevas tecnologías presentan muchos beneficios. Es más fácil encontrar información para hacer un trabajo en el colegio. Los videojuegos nos dan la oportunidad de compartir buenos momentos con otros amigos y desarrollar habilidades intelectuales. Las redes sociales permiten conocer gente que tiene gustos parecidos. Sin embargo, estas ventajas quedan relegadas cuando se abusa de estas tecnologías y se pierde el interés por otras cuestiones de vital importancia como, por ejemplo, la lectura. Cuando abres un libro, se abre un mundo infinito de posibilidades. Tu vida cambia a medida que avanzas con la historia. Puedes convertirte en Frodo, descubrir el valor de la amistad con Sam y recorrer la Tierra Media para salvar a todos los hombres. Puedes ser Eddark Stark y comprender el valor de la nobleza en un mundo despiadado. Puedes formar parte de «El club de la lucha» y preguntarte por qué la gente estaría dispuesta a darse mamporros. O puedes ser Bastian y descubrir que debes tener cuidado con lo que deseas en Fantasía.

La idea del peluquero de Iowa nos recuerda la importancia que tiene la lectura. Los libros que pasan por nuestras manos nos ayudan a construir nuestra visión del mundo. Te enriqueces con las vidas de los personajes, con sus tragedias y aventuras, su humor y su valentía. A través de los libros, adquirimos capacidad para criticar, reflexionar y proponer alternativas distintas a las que nos sugieren (o imponen) otras personas. De esta manera, la lectura no solo constituye un placer, sino un auténtico poder que puede transformar la sociedad. Ya lo decía Santa Teresa de Jesús: «Lee y conducirás, no leas y serás conducido».