Les coses senzilles
La primera vez
De repente recuerdo una canción de Manuel Alejandro que cantaba Raphael poco menos que en tiempo de Maricastaña. Se titulaba «Hablemos del amor» y entre otras cosas decía: «Hablemos... de la primera vez que nos miramos». Ha llovido mucho desde entonces, o ha pasado mucha agua bajo el puente, como dirían en inglés, y sin embargo muchos nos acordamos de «la primera vez». Hay primeras veces para todo. Yo concretamente me acuerdo de la primera vez que comí caracoles. Era un día sombrío de otoño, en el comedor oscuro de la casa que mi abuela tenía alquilada al lado de la fonda, y nos los sirvió mi padre a mi prima Claudia y a mí. Nadaban en el jugo en que habían sido hervidos, con sal, hinojo y laurel. Los encontré deliciosos y como diría García Márquez supe desde aquel momento que iban a gustarme para siempre. Es lo que dicen también de las personas que conocemos. Prevalece siempre la impresión que nos causaron la primera vez que las vimos, la «primera vez que nos miramos». En efecto, cuando vi a Rosa por primera vez supe que podría pasar toda mi vida junto a ella. Por cierto, Rosa es mi mujer.
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