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MIÉRCOLES, 19
Aeropuerto de Menorca. Una amiga escritora me dice que las cosas van tan mal que estaba escribiendo una novela erótica y le ha salido pornográfica. No podría encontrar descripción mejor de la actualidad…

Despega el avión y pronto pisamos territorio comanche asediado por la Brigada Aranzadi (Enric Juliana dixit), con sus baterías de leyes y querellas. Allí nuestro hijo, que siempre ha hablado castellano, aunque domine las dos lenguas, nos dice que la mayoría de sus amigos se han hecho independentistas. Él se ha convertido en podemista y de nada sirven mis reflexiones en voz alta: dice que estoy asimilado por El Sistema y supongo que tiene razón. Y es que marcado por una juventud bajo la caspa franquista, no querría echar por la borda todo lo conseguido, sólo sus lacras.

JUEVES, 20
Donosti nos recibe con una orgía de luz, color y calor. Algunos aguerridos guipuzcoanos se bañan en la mayestática plaza de La Concha. Es una de esas ciudades magnéticas, como Londres y París que llaman cada cuatro o cinco años, como las sirenas a Ulises. Nada como esos largos paseos por la bahía, o acercarse a la desembocadura del Urumea para contemplar las olas batientes. O el incomparable placer de unos pinchos regios en el casco antiguo donde uno queda saciado por unos pocos euros (atención, viajeros: buscad con denuedo La cuchara de San Telmo donde comeréis como gourmets a precio de tasca, aunque eso sí, de pie y apretujados). O quedarse de nuevo lelo observando las espectaculares fluctuaciones de la marea al volver al hotel. Donosti es pura magia y, ahora sin el siniestro ambiente de la violencia, mucho más acogedora.

SÁBADO, 22
Al volante rumbo a Vitoria mientras resuenan en mis oídos los ecos del gran drama nacional recién oficiado, la encarcelación en diferido de una folklórica por haber blanqueado unos milloncejos junto con otro mangante. Me asquea la extraña solidaridad lacrimosa de otros integrantes de la farándula. Esos «estamos contigo, Isabel», me parecen tan nauseabundos como aquellos refrendos populares en forma de mayorías absolutas y ovaciones a la puerta del juzgado a corruptos convictos. Y es que a este país le faltan varias transiciones.

Nos consolamos degustando en la sidrería Sagartoki de la capital vitoriana la increíble tapa del huevo frito con patatas que no ves pero explota en tu paladar. Sublime.

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DOMINGO, 23
Lo que presumía ser un domingo glorioso en Gaztei / Vitoria (buen tiempo, excelente perspectiva gastronómica, familiares y entrañables amigos con recuerdos comunes de décadas), salta por los aires con una llamada de la guardería de Tronya y Allen. Ella, la madre, nuestra amistosa compañía de catorce años, ha llegado al final del trayecto. Me angustia la lejanía, mi ausencia, me hubiera gustado hablarle al oído como tantas veces y acariciarla en esos momentos. Afortunadamente a su lado ha estado un ángel, la «médico de animales» (Inés dixit) Maritxell, que la ha cuidado amorosamente hasta el final. Tronya ha sido una buena perra, ha cuidado a su prole, nos ha acompañado con devoción y ha congeniado con nuestra nieta que solo pregunta entre lágrimas: ¿Y adónde se ha ido?

LUNES, 24
No llego a tiempo para despedir a un viejo amigo, en Biel de Mussuptà, con quien compartí vivencias de mili y luego, ya en la Isla, multitud de risas. Él me indujo a jugar en el Sant Climent aquellos inolvidables torneos de la Amistad y con él pasamos unas jornadas estivales de lujo acompañando a un futbolista internacional de postín, nada menos que el entonces capitán de la selección inglesa Kevin Keegan a quien llegamos a fichar por el Sporting Mahonés, en un pedazo de papel que aún debo de conservar en alguna parte. Si en parte no somos más que los recuerdos que dejamos, la sonrisa de Biel y su permanente buen humor nunca me abandonarán.

MARTES, 25
En el Día internacional contra la Violencia de Género maldigo la insólita determinación del actual gobierno en demoler uno de los escasos aciertos de Zapatero, la asignatura de Educación para la Ciudadanía, pilar básico para empezar a revertir la situación a largo plazo. No había que arrasarla para dar gusto a la caverna sino solo pulirla…

Solemne conmemoración en el Instituto por sus 150 años de historia. Tras una cerrada ovación a los directores expulsados en la refriega TIL, un gran profesor, Francisco Félix, desgrana sus sinceras y sentidas remembranzas y se pregunta con sorna si hoy día los profesores xalen tanto con sus power points como él con su pizarra y su xoc…

MIÉRCOLES, 26
El pequeño Nicolás me parece un farsante, pero tanto desmentido oficial por alguien tan diminuto resulta sospechoso.