En mis tiempos de profesor de tenis -treinta y cinco años atrás-, los veranos solía regresar a Menorca. Daba clases en el hotel Siestamarinda de Cala en Bosch donde residía mi familia. Uno de mis alumnos, Franz, cuando se acercaba el invierno, me llamó desde Wiesbaden, ofreciéndome trabajo en el club del cual era socio. Acepté no del todo convencido ya que un invierno en Alemania –lo había experimentado siete años atrás-, por su clima, no era ni remotamente mi ideal.
Franz era abogado y militante acérrimo del CDU. Tanta era su devoción que quería más al partido que a su propia esposa. Incluso más que a sus hijitas. Exagero, vale, lo sé, pero solo intento traspasarles su grado superlativo de amor por el CDU. Yo lo irritaba, camuflándome como seguidor de SPD -que por entonces reinaba con Helmut Kohl. Era un rifirrafe irónico, afable, entre amigos. Nada más. Con Franz, persona entrañable, inteligente e intuitiva me llegó a unir una bonita amistad, y por extensión: con su familia y con sus amigos. En fin, a pesar del buen rollo, tras unos meses, pudo más el sol de Canarias que el grisáceo y húmedo clima de Alemania, por lo que después de Navidad me despedí, desconectándome totalmente de Franz y de su entorno.
Veinticinco años más tarde en el curso de un viaje por Europa, al cruzar Alemania no dudé en visitarlo. Sentía también curiosidad por sus correrías políticas. De seguro, cuando menos -me decía-, será el alcalde. En la recepción del hotel pregunté por el bufete de abogados de mi amigo. Sorprendentemente lo conocían. Me indicaron que ya no ejercía. Pregunté el motivo. El recepcionista no me respondió. Se fue, regresando con un periódico. Leí: «Franz Josef Jung, ministro de Defensa».
Nunca me he quedado tan obnubilado. Aún, hoy, recuerdo mi expresión de asombro a pesar de no tener un espejo delante.
Franz estaba en Berlín. Ví a su mujer; a sus hijas, ya treintañeras; y a su hermano, viticultor como el padre, de este vino excepcional llamado riessling, de la ribera del Rhin.
Franz fue durante tres años ministro de Defensa con Angela Merkel hasta que un incidente, en Afganistán, tuvo consecuencias políticas y presentó la dimisión, asumiendo durante unos meses la cartera de Cultura.
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