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Existen dos tipos de abuelos: los consentidores y los ayudadores. Los primeros solo buscan que los nietos estén felices con ellos y para eso se desviven por hacer lo que los niños quieran, los llenan de regalos y dulces.

Los ayudadores, en cambio, quieren apoyar a los papás en lo que pueden. Las mamás viven en una vertiginosa carrera entre el trabajo, las compras, los turnos y la casa. El papel de los abuelos es fundamental porque tienen la experiencia, la sensatez, el criterio, el tiempo y el amor para ayudar en la educación de los nietos.

No se trata de opinar y corregir sobre el mando de la casa, la comida o si el niño tiene que ponerse el chaleco o no. Su papel está en ayudar a desarrollar a esos niños como personas, reforzarlos en el plano espiritual. Así, por ejemplo, de niños, les pueden enseñar a ser cariñosos, a desarrollar algunas virtudes, a aprender las oraciones y rezar y ya más mayores, comentar con ellos las noticias del diario, llevarlos al teatro, contarles experiencias de la vida etc.

Por supuesto que el lado consentidor también puede estar presente. Es parte del ser abuelos. Pero teniendo cuidado en no atornillar al revés que los padres. La mejor manera de hacerlo es preguntándose si así ayudamos a la educación de los nietos o no.

Y si el abuelo o la abuela creen que algo anda mal en esa familia, claro que puede hablar con su hijo o hija.

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Esperar el momento apropiado, invitarlo, por ejemplo a desayunar, a tomar café, y dar un buen consejo, es parte de su papel. Los abuelos pueden ayudar mucho, sin necesidad de ser unos entrometidos.

Una buena relación entre abuelos y nietos es un maravilloso tesoro para los niños. Si hay confianza, cariño y respeto, pueden conversar sobre cualquier cosa y preguntarles todas sus inquietudes, incluso más que a los papás. Y los niños podrán aprender muchas cosas que solo la experiencia y las canas dan.

En cualquier situación, es importante tener presente que:

- Los padres son los responsables de la educación de los hijos y son ellos quienes determinan horarios, normas y el estilo de vida.

- Pero es bueno escuchar, comparar y evaluar. Habrá veces que se les dará un buen consejo pero siempre hay que tener presente que son los padres los que deciden y deben responsabilizarse.

- Los padres tratan de hacerlo bien y de no equivocarse, pero, si eso pasa, hay que sacar lo mejor de la situación y seguir adelante, ya que nadie nace sabiendo ser padres.