El pasado fin de semana, en la convención de Jóvenes Políticos de Nuevas Generaciones de Menorca, tuve la oportunidad de conocer en persona a Carlos García, único concejal del PP de Elorrio, un pequeño pueblo de 7.000 habitantes, entre Vizcaya y Guipúzcoa, en el País Vasco.
Carlos, acérrimo seguidor del Athletic, un treintañero sencillo, agradecido y modesto, pese a que lleva diez años con la peculiar compañía de dos escoltas, que le acompañan en su vida diaria. Tuvo el voto decisivo que dio la alcaldía de este pequeño pueblo al PNV, en detrimento de Bildu, la izquierda abertzale más radical, fruto de la defenestrada Herri Batasuna. Formación que había ostentado el poder municipal en las últimas legislaturas, promoviendo el odio y el rechazo a todo lo que no fuera vasco, y así lo demostró en el pleno de investidura.
La memoria es frágil, ahora que afortunadamente la banda terrorista ETA ha dejado de matar, nos olvidamos que existen muchos hombres y mujeres que siguen trabajando por un único fin, que exista libertad en el País Vasco. Libertad para expresar tu opinión y defender unas ideas con respeto, siendo respetados, sin ver una diana en la puerta de tu casa y amenazas en el buzón. No seamos ingenuos, que ETA no esté matando, no significa que de la noche a la mañana se haya convertido en el paraíso del respeto a los otros, sigue habiendo amenazas, dianas, es un camino largo y complicado.Admiro que un joven vasco de apenas dieciocho años vaya afiliarse al PP o al PSOE, y más aun, no tengo palabras para un joven que con veintiún años se ofrezca voluntario para ser concejal en cualquier pueblo del País Vasco. Pueblos dónde aun eres señalado y amenazado por unos pocos radicales anti-demócratas, por la única razón de pensar diferente.
A Carlos, un bilbaíno valiente, le admiro por decir basta ya, por dar un paso adelante cuando vivió en primera persona el asesinato del padre de un compañero de clase, policía nacional, asesinado con bomba lapa a pocos metros del colegio de su hijo. Por decir basta ya y dar otro paso adelante, cuando asesinaron de Miguel Ángel Blanco, joven concejal del PP de Ermua. Y sobre todo por no rendirse jamás, pese a que en tres ocasiones ha sido objetivo de ETA, en tres ocasiones ha recibido la llamada de la policía comunicándolo que había un plan para atentar contra él. Ahora que nos llegan rumores nada positivos sobre la resolución de la Doctrina Parot por parte del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, con lo que puede provocar: la puesta en la calle de 50 terroristas y 14 de los más atroces asesinos y violadores. Solo puedo expresar mi total apoyo a todos esas personas, que como Carlos, están trabajando día a día defendiendo unas ideas y unas libertades.
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