En plena faena de "porquejades", Juani, junto a su madre, su abuela Benita, su cuñada Clara y Manuela "porquejadora" de Es Mercadal.

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Me resulta muy fácil imaginármela sentada junto a su abuela materna, s'àvia Benita Orfila Huguet, antigua madona de Llinaritx. Mujer que al igual que cuantas ejercieron aquel oficio no pudieron dedicarse a las manualidades. Tenían más que suficiente en criar los hijos, ayudar al esposo con trabajos propios de las mujeres en la finca, limpiar el hogar con la magnificencia que las caracterizaba, muchas horas frente a los fogones, trajinar de un lado a otro, las privaba de poderse sentar a bordar, asignatura pendiente que llevo a cabo al dejar la finca, afincándose en Mercadal. Allí gozó de infinidad de ratos realizando cubrecamas de ganchillo, algo que a su nieta, Juani, le llamaba la atención, dándole la sensación de que siempre hacía lo mismo. Lógico, aquella gran labor, como alguien diría, era el resultado de infinidad de cuadros de quince por quince centímetros engarzados uno junto a otro.

En invierno la pequeña Juani se sentaba en torno a la mesa camilla moviendo el ganchillo mientras su abuela no se cansaba de repetirle: "Alerta no te'l clavis, no te facis mal". Y ella que de siempre fue una mocita, le daba con maña iniciándose en el primer eslabón, conocido por cadeneta, feliz tras comprobar que llevaba el camino de "s'àvia" Benita.

En verano era diferente, la sombra del chaflán de lo que fue el cine del pueblo, junto a una mujer muy querida, amiga de todos, na Quica d'en Serra, habilidosa y mañosa, le empezó a mostrar como manejar la aguja con el dedal en su dedo corazón a la vez que debía sostener la tela. Ignoro que fue lo primero, pero no me extrañaría que bordara a punto atrás algún babero. Es curioso, pero los baberos la llevan de coronilla, tiene cantidad, es como una "dèria", en su caja de labores los hay de todos los colores, todos los nombres y dibujos. una xalada. Al finalizar "sa xerradeta", me informó que lo primero fue un trapo de cocina.

Me encanta charlar con Juani, su sencillez, su sabiduría popular aprendida de su madre, fruto de haber nacido entre la naturaleza, en Sant Vicent, en pleno mes de marzo cuando las ventoleras suenan y repican allá a lo lejos haciendo sulfurar el aire convirtiéndose en fuertes tramontanadas, dándose la circunstancia que se crió en lo que los menorquines denominamos es cap de Tramuntana, perteneciente al municipio de Es Mercadal. Toda ella huele a campiña. Su padre, "al cel sia", Vicente Carreras Galmés, de Santa Creu, y su madre, Juanita Riudavets Orfila, de Llinaritx, tots dos pajesos de dalt de tot. Al casarse pasaron a Sant Vicent, donde la familia creció. Nació su hermano Vicent, después la niña, ya tenían una parejita, aumentando la familia con un rollizo bebé, Toni, que hizo las delicias de aquella familia que vivía del fruto del trabajo, de la alegría que representa la unión familiar.

Su padre, adelantado a los tiempos, disponía de un Jeep "molt gros", que a los niños les encantaba, sintiéndose los amos del mundo cuando los bajaba al pueblo.

Entre sus primeros recuerdos, anar a menar ses vaques, en este tiempo ayudar a recoger "s'estivada", melones, tomates, patatas. Su madre era muy exigente, deseosa de que su hija aprendiera a hacer las cosas tal cual "Déu mana", mientras ella se sentía una chica mayor, especialmente colgando los pequeños racimos de "tomàtics de penjar", conocidos como "de ramellet", colocándolos uno tras otro, quedando perfectos.

Antes de continuar, hago una parada en el camino de la escritura, para confesar que soy una fervorosa de Juani, sa dona des batlle, y lo soy desde el momento en que la conocí. Pensé que mi querido Xisco de Binisafúller, donde nació, había encontrado a la chica ideal para recorrer el camino de sus vidas. Alegre, predispuesta a ayudar, decidida, trabajadora, muy familiar, humilde, jamás la he visto cambiar de compostura, inclusive en estos momentos que otras bufarien.

Esposa y madre amantísima. Forman un buen tándem, ambos deambulan despacio y sin apenas hacer ruido, les caiga lo que les caiga. Está demostrado que cuanto más vales más haces para el pueblo. Las envidias de quienes no lo supieron lograr se moren. Como dice Dale Carnegie, el hablar mal de los demás equivale a piropos disfrazados.

La otra mañana en que fui a visitarles, al igual que en otras ocasiones, me di cuenta de la transformación de Es Mercadal, un pueblo triste, apagado, sin atractivo alguno, se ha convertido en punto de encuentro de muchas familias, especialmente los jueves, que recuerdan a las poblaciones mallorquinas, en que todos acuden. Algo que en Menorca no se había visto jamás. Teniendo la certeza que el arduo trabajo de estos años de Francisco Ametller, sin figurar tras las bambalinas, empujando a otros para que salieran al escenario, dejándole de importar el protagonismo que hubiera podido ser suyo, ya que así era, algo tendrá que ver su compañera, empujándole a ello sin protestar, al tener que calentar la comida a las cinco, porque a la hora de acabar y cerrar el despacho el continuaba, o bien por las tardes, en que ella iría a la playa, y él queda con unos o con otros. Y no digamos de las noches, su pensamiento siempre está en todo lo que se refiere a su pueblo, sus conciudadanos sean del partido que sean, esto no importa, lo que sí, es salir adelante en unos momentos tan difíciles. Es Mercadal ante todo. Debe ser por ello que cuando escucho a alguien, porque los hay que en plan negativo tan solo ven las faltas que pueda haber, "des batlle des Mercadal", cuando no es así, todo lo contrario.

Un alcalde no es un Dios, es como un padre con muchos hijos y hacerlo bien para todos es imposible, y si se le añade que las arcas están avall por culpa de las deudas del Gobierno, ya me dirán. Acabo diciendo que si Xisco llevara diez años en la alcaldía, se le hiciera balance de sus faltas, muy bien, pero en cuarenta y ocho meses ¿?. De enterarse que algún mortal en tan poco tiempo ha sobrepasado lo que mi querido sobrino nieto ha hecho, escríbanme por favor, serán leídos con atención. Gracias.

Xisco y Juani. O Juani y Xisco. Os pido me disculpéis por mi intromisión en vuestras vidas, pero no es justo que alguien se atreva a decir o escribir la sarta de mentiras e injurias como a veces oigo y leo.

Y me despido, mis queridos sobrinos, pero antes aconsejar a los que no lo hayan hecho, que visiten la exposición de labores de Juani, todas ellas son un primor, demostrando su buen hacer y maña. Os prometo que cuando llegue el otoño, repetiré la experiencia de pasar unas horas con vosotros. Me encanta escuchar a Juani explicando que con cinco años iba a la escuela rural, campo a través con los niños de Binial·làs, al cumplir los seis, recorría con sus hermanos un kilómetro a pie desde la finca, esperando el coche de Sito, dando la vuelta a los predios de la Tramuntana, dejándolos en su colegio de Es Mercadal, escuela pública tan recordada y tan querida a la vez, con una excepcional cocinera Juanita, madre de Cristóbal "es conseller" . En clase la señorita Lucién, con su melena lisa, tan dulce y agradable. En quinto, con don Manolo, del que guarda muy buenos recuerdos.

Se puede decir que fue una niña privilegiada, sus padres le dieron permiso para estudiar el Bachillerato, algo poco común entre las familias del campo en aquellos momentos. La niña mientras hacía ecuaciones su pensamiento volaba hacia un ambulatorio, ayudando en una sala de hospital, lo de enfermera le atraía, pero no pudo ser. Tuvo que conformarse en exhaustivos estudios de dama de sanidad, se casaron tan jóvenes, siendo padres de dos hijos. Y cuantas cosas más se podrían añadir, pero debo dejaros, el tiempo apremia y los quehaceres en el campo también. Hasta pronto.
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margarita.caules@gmail.com