Formamos parte de ello pero depende de cómo lo llamemos significará una cosa distinta aunque hablemos de lo mismo. Cuando decimos gente nos referimos, normalmente, a todos los demás sin incluirnos a nosotros porque, en general, la gente hace las cosas mal, es sucia y maleducada. Mucho peor es la gentuza, aunque también existe la buena gente.
La multitud y la muchedumbre suelen estar en la calle y ser ruidosas.
La masa, por su parte, es informe, manipulable. Los medios de comunicación de masas se dirigen a ella por definición. Alguien inventó la palabreja y allí se ha quedado.
Mucho peor es la plebe, concepto elitista donde los haya. Es inculta, mísera y sometida.
Para rebelarse, la plebe ha de pasar a ser el pueblo. Éste reclama derechos y grita en la calle. El problema del pueblo es que tiene muchos portavoces que suelen hablar en su nombre. Un viejo eslogan asegura que unido, jamás será vencido.
Los ciudadanos son supuestamente sujetos educados, racionales y con derechos políticos. Pueden ser asimismo llamados ciudadanía. Tienen caras y biografías. Son tan responsables que a menudo les toman el pelo. Cuando les toca pagar al Estado son entonces llamados contribuyentes.
Todos estos grupos están formados por individuos. A menudo valen más que la suma de las partes.
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