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Vamos que no pare la fiesta ¡Subidón, subidón!, la cosa va viento en popa, los brotes verdes se han convertido en auténticas plantaciones… aunque por las declaraciones de la casta política dirigente dichas plantaciones parezcan de marihuana, llámenme loco pero estarán conmigo que algo se toma esta gente, porque si no es difícil de entender lo que hacen y lo que dicen.

Parece que están en un colocón continuo de soberbia, en una borrachera eterna de autosatisfacción y desprecio a sus conciudadanos (o debería decir súbditos), están de fiesta continua, de sobresueldo en sobresueldo, de privilegio en privilegio, de dieta en dieta, de cargo de confianza a asesores externos sin más mérito que el carné de partido o el apellido de cuna, de corruptela legal a corruptela moral, están, en definitiva, en una orgía macabra de poder, prepotencia y egocentrismo mientras fuera corren ríos de desesperación y drama.

Ya han admitido que serán incapaces de bajar el número de desempleados, es más, es obvio que con ellos crecerá el desempleo y la pobreza, olé, olé y olé. Desnutrición infantil, ¡qué más da!, con un poquito de "tú más" y con los antidisturbios trabajando a destajo para ellos no tienen nada que temer, al que se salga un poquito del camino marcado, ¡ zas ! en toda la boca.

Y no están solos, tienen con ellos a todos esos palmeros adiestrados y peloteros que les ríen las gracias y les animan a seguir haciendo payasadas para entretener y enriquecer a la maldita troika y a toda su pandilla de vampiritos deshumanizados, sí señor, ellos sí que saben.

Esa cúpula de la inútil CEOE, incapaz de crear empleo por más que el Gobierno les proporcione continuamente un ejército de esclavos, y con sus dirigentes imputados en mil chanchullos y trapicheos. Esos medios casposos del vinito y del rancio verbo que ladran como perrillos falderos cada vez que sus amos les tiran un huesito, son ejemplo de ética periodística y de objetividad, no los vayan a confundir con hienas parlanchinas, no se atrevan.

Ese grupito de economistas y supuestos expertos en solucionarlo todo, que se equivocan más que una escopeta de feria, pero incansables y bien pagados siguen escribiendo libros y acudiendo a tertulias para soltar cuatro tecnicismos de manual y quedarse con la gente: "Palabra de experto, te alabamos óyenos". Ni se les ocurra rebatirles o llevarles la contraria, tienen poco aguante y a la mínima le tacharan de ignorante o incluso de nazi, ya saben la señora Cospedal crea escuela en directo y en diferido.

El espectáculo está servido, queridos lectores, los ricos y poderosos entregando en sacrificio a todo un pueblo para contentar a mercados y altos ejecutivos que se frotan las manos en sus despachos de alto standing antes de descorchar una nueva botella de Don Perignon, y recrearse ante el escenario que ven detrás de sus cristales tintados, porque ya no se conforman con tenerlo casi todo, ahora sencillamente lo quieren todo
Para terminar manifiesto mi más profundo desprecio por la troika y sus secuaces, por la prima de riesgo, por los mercados y por todos aquellos que ponen el dinero por delante de las personas. Y mi abrazo más sincero y solidario (y tristemente inútil) para los 6.200.700 personas que no tienen trabajo, para los dos millones de familias que no tienen ingresos, para todos los niños de la edad de mis hijos que pasan hambre, porque ha quedado muy claro que todos estamos en peligro de exclusión social, dicho en plata, todos estamos a un paso de ser pobres, aún más pobres.