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Hay bromas que caen bien y otras...no tanto. Que las taulas sean atornilladas para soportar la tramontana y que eso ponga en peligro la declaración de los monumentos megalíticos como Patrimonio de la Humanidad tiene un pase. Pero con los ídolos que mueven masas es mejor no jugar. Y si no que se lo digan a los fans de Fernando Alonso que acudieron ayer a un bar de Maó para verle en carne y hueso y que se tuvieron que conformar con una reproducción en cartón del piloto asturiano para fotografiarse, amén de sentirse como los más inocentes del lugar. Entre ellos algunos niños.

Con buena fe y ganas de seguir con la tradición del Dia d'Enganar, los organizadores de la inocentada no esperaban que a muchos de los que 'picaron' no les cayera nada bien. Y es que la visita del corredor de Fórmula 1 se venía anunciando en las redes sociales mucho antes del 1 de abril, y también hay que recordar que la celebración pilla por sorpresa a más de un residente peninsular, ya que recoge una costumbre anglosajona y queda lejos del Día de los Santos Inocentes. El sentido del humor no es algo muy extendido en estos días, y la línea que separa la broma inocente de la que puede caer gorda es cada vez más fina.