Editorial
El debate eterno sobre la carretera general
La reforma de la carretera general representa un debate permanente. Archivada la idea del desdoblamiento, incluso por quienes lo defendieron y que ahora lo descartan por su coste, el convenio de carreteras representa una oportunidad para afrontar una mejora importante. Es evidente que cualquier actuación sobre la principal vía de comunicación tiene un impacto en el territorio y en el paisaje. Minimizar este efecto es un buen objetivo, sin embargo no es posible llevar a cabo una reforma con visión de futuro con medidas que representen apaños de corta duración. Encontrar el punto de equilibrio no es fácil, como se comprueba al ver incluso que los colectivos de técnicos plantean visiones distintas y a veces enfrentadas. Los autores de los dos proyectos de reforma, que afectarán a los tramos de Alaior-Maó y de Ciutadella-Ferreries, han planteado varios modelos de rotondas para ordenar la circulación en una vía con multitud de accesos directos, con la idea de incrementar la seguridad. Hay que buscar la opción con menor impacto, que cumpla las normas vigentes, que garantice la seguridad y que tenga visión de futuro. Y hay que hacerlo en el tiempo acordado, para no perder 30 millones de inversión pública.
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