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La versión no la confirman ni el Ministerio de Defensa, ni el Govern Balear, ni el ayuntamiento de Ciutadella, pero en Ca's Moru, donde los bocatas de albóndigas revitalizan a un muerto, Pedro, el genio que los prepara, los parroquianos y yo lo tenemos claro. El holocausto de gallinas del pasado jueves en el Canal Salat es más importante de lo que parece y hay alguien que lo ha querido enmascarar. El despliegue a lo superproducción de Hollywood de un francotirador con mira telescópica para acribillar la jauría de pollos salvajes sin control hace pensar que alguna de las gallinas era la mascota de un narcotraficante o de un terrorista. Seguro que sabía más de la cuenta y se la ajustició intentando que pareciera un accidente. Sí, claro, el típico traspiés de una gallina que tropieza y cae de cabeza contra un perdigonazo que pasaba por ahí. ¡Cock, cock!
Para matar a un animal de esta forma hay que tenerlos armados y bien puestos... Los rifles, digo. Pasear por la calle con un arma en lo alto del puente y jugar a ser el Todopoderoso en plan "tú vives, tú mueres" debe ser muy viril, de macho ibérico de pelo en pecho. Seguro que los animales, que se han dedicado a procrear sin control y sin pensar que fueran un problema, han resultado un experimento fallido. El Gobierno, a través de su servicio de (des)inteligencia, quería engendrar una especie de supersoldados 'low cost' y que encima, en invierno cuando hace frío y no apetece tanto entrar en guerra armándose a tiros con el primer país que nos cae mal, sirvieran para hacer caldo y poner huevos. Soluciones contra la crisis, oiga.

Pero les ha salido rana. O gallina. O qué sé yo. Y las aves, que no sirven como ninjas porque no vuelan, no son tan rápidas como Usain Bolt y su mayor virtud es atacarte psicológicamente con una mirada bobalicona que mata muy lentamente y de aburrimiento, además de defecar en cantidades industriales, ahora molestan y hay que 'tramitarlas' de forma rápida, eficaz e indolora. Todo el mundo sabe que una perdigonada en la cabeza no le espachurra el cerebro al animal sino que se cura con un "sana, sana...", besito mediante.

Pero no sé si conviene tocarle las narices a los plumíferos, la verdad. Luego contraatacarán con lo de la gripe aviar, tendremos armada la 'Marimorena' y habrá que enviar a los menorquines más jóvenes y sanos al frente a luchar. Y habrá bajas.
PD: Bromas aparte, ánimos y paciencia a los vecinos.

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dgelabertpetrus@gmail.com