A pesar de los años transcurridos, aún sigue vivo en mí el recuerdo de la primera edición de la regata Panerai. En aquella ocasión la prensa local se hizo eco del acontecimiento deportivo dándole un tratamiento un tanto singular: la única referencia significativa por tamaño y acompañamiento gráfico consistió en un reportaje que recogía las mofas con que un empresario de la zona resumía el evento: "pues yo no he vendido ni una botella de champagne", declaraba el visionario. Aquella sandez me quedó grabada en el departamento de perlas naif. En lugar de volcarse todos, la prensa local, el ayuntamiento y los empresarios en colaborar para que el festivo evento se consolidara en nuestro puerto; en vez de agradecer a los organizadores el haber traído a casa un museo naval de una belleza impresionante; en vez de aplaudir una iniciativa tan brillante y que tanto dinero y placer estético han dado desde entonces al puerto, y por consiguiente a la ciudad, la actitud que tomaron muchos fue el desdén mayestático.
Te diré cosa
Caspa y glamour
28/08/12 0:00
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