Al final lo comprendió… Se quedó entonces solo con su terror…
–––
Estaban todos. O casi. Le llamó la atención que hablaran bien de él. Sería –se dijo- un nuevo acto de pelotería. Le odiaban. Eso lo sabía a ciencia cierta. Incluso su mujer, incluso sus propios hijos. Tenían hoy acentuado su inalterado e inalterable aspecto de aves carroñeras. Iban a por lo mismo. ¿Él un buen hombre? ¿Él un esposo fiel? ¿Él un magnífico padre y mejor abuelo? Eso susurraban… "¡Estúpidos!" –se dijo para sus adentros–. Contó, a tenor de esas caritativas palabras que le llegaban, el número de sus amantes; los actos de sadismo para con su prole; las personas a las que había cercenado para acrecentar su imperio; las vidas que había quebrado de manera más o menos directa… La fiesta era aburrida… Muy aburrida… ¿Qué celebraban? Lo había olvidado…
¡Uf!
La reunión
28/08/12 0:00
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