Me encanta el titular. Si el mundo (me refiero a mi pequeño mundo. Trepucó de Dalt, de Baix y para de contar) ha de recordarme por algo, quiero que sea por amar el orden, por levantar siempre en alto el gallardete en defensa de los demás, amen de que por ello me lleven 5.000 y pico al paredón.
Hay que ver a estas alturas, lo que se aprende con el "internete". Los sabios de la cosa publican sin temor alguno, que a partir de ahora, cualquiera puede decir que el obelisco de la Explanada lo ha hecho él. Que la sobrina de la hermana de su cuñada es la propietaria universal de cuanto se publica, mientras que él es el dueño, amo y señor de la Naveta des Tudons. Comprensible, en su cartera, después de un año de haberla visitado, guarda religiosamente el tiquet de entrada, lo que equivale a esta nave es mía. "Està ben clar".
He aprendido mucho más. Cuantos posean cuadros de Juan Vives, o su hijo Pepe, de Sansuguet, de Mascaró de Ferreries, de Marc Jesús, de Dalí, Sorolla, Velázquez, y de mi admirado Torrent, pueden tirarlo a la basura, no tienen valor alguno, una vez haber comprado el cuadro pagado bien sea a plazos, en blanco o negro, su valor es nulo, ¡Ale… hacer copias que su propietario ha perdido es papers.
A los que editan libros, a partir de este momento, según base de datos de los entendidos, no tienen derecho alguno de reclamarni fer-hi prop, el editor ya ha cobrado, ya ha recibido suficientes dineritos, para que el que adquiera un libro, pueda hacer lo que le venga en gana. Reeditarlo, entre otras muchas cosas. La ley de "rascayú".
Apuntó el mayoral, lo triste de esta polémica, por la cual he recibido anónimos, cartas impresentables llenas de faltas de ortografía, ("es veu que no som s'única") los siete individuos, ya que una vez repasados nombres y apellidos, los otros 4.993 no han querido saber nada de tanto delirio de poderío, de la junta local al mando del hermanísimo, el que siempre le ha sacado las castañas del fuego, el que lo ha enganchado a un largo hilo al estilo de los titiriteros moviéndolo de aquí para allá, escondido su rostro tras las bambalinas.
Lo insólito, es que una vez más nos encontramos con un nuevo Pilatos del siglo XXI, marcando pausas, y al finalha fet cama de conill.
Con tanta "xarrameca", me olvidaba comentar, que el viernes primero de agosto, baje a Mahón, en esta ocasión lo hice por la tarde, deseaba efectuar varias compras. Unas zapatillas, las de toda la vida, en lona, parecidas a las que se hacían en la casa Codina Villaloga. Por cierto, tengo una carpeta repleta de los inicios de esta familia. Curiosamente es de los pocos comercios de la ciudad que continúan en activo. Los Codina, si bien, no fabrican pastas de sopa destinadas a la Real Casa, ni katiuskas, ni los sombreros ni tejidos que abastecieron el Mahón de principios de siglo XX, continúan frente a la iglesia del Carmen con menaje, muebles, lámparas, todo ello de una calidadde dalt de tot, bajo la firma de Platero.
Decía mi padre del percance del fuego de su taller en la calle de San Juan, donde se iniciaron, y curiosamente años más tarde el fuego devorador hizo estragos en la factoría de la calle de la Infanta, San Manuel y Campamento, ya que ocupaba una manzana. Estoy pensando en escribir algo sobre el tema.Hi ha molta cosa per dir.
Y continué el paseo, me paré en La Mariposa, otra tienda de las de entonces, siempre tan amables, pero antes había entrado a saludar a Juan Estrada, recordamos a su abuelo, el que fue concejal, el que tantos años se mantuvo en la Cuesta de la Abundancia, con sus cereales, y venta de lo que fuera preciso, incorporando a su tienda las bombillas Philips, introducidas en el mercado por don Guillermo Orfila en su tienda de la calle de san Fernando, otro de los más grandes en la historia comercial menorquina.
Aprovecho la ocasión, para felicitar a Salvador Estrada, el mismo que nos deleitó una preciosa noche de verano, bailando hasta que quedamos extenuadas tirándonos a la piscina bajo los clamorosos aplausos de los amigos que habían compartido la cena en Bini Repòs.
Seguimos el paseo en la Ravaleta. Saludando a los hermanos Gomila,sempre tan agradosos, compramos un parcheper sa ronyonadaSor Virginia, en la farmacia Félix, mandamos un saludo a Ernesto y lo felicitamos por estas flores frescas, del día, que siempre están ahí , en la tumba de su querida Maruchi, la que fue nuestra amiga, la que desde el cielo bendice a su familia.
La calle Nueva, los Vives. Paty con su buen gusto, con sus muebles y accesorios de tiempos ancestrales, mientras Inés colocaba en su mostrador estas cosas tan bonitas, tan idílicas que tanto agradan, piedras engarzadas con novedosos materiales, mientras en lo alto, en el porche aquel niño,en Joan, sobrino querido tal cual un hijo, realiza montajes y diseños exclusivos. Crucé la calle en casa Lado, adquirí un buen jabón natural y aceites esenciales para el cuerpo, es verano, hay que hidratarlo. Una revista de casa Marga Manent y vuelve a cruzar. En casa Obrador, con sus novedades, mandando un abrazo a Antonio, recordé aquella encantadora Nati. Después salude a Isabel Petrus, de la que hace tanto tiempo no sé nada. Y vuelve a cruzar, La Fantasía, la más antigua, Juan Antonio, sentado junto a su hijo Pedro, este Pedro, encantador. El pequeño de los hermanos, David iba colocando ofertas en el mostrador, mientras Bernat, el dependiente que se inició en la casa con pantalón corto atendía con su amabilidad aunes catalanes. Lola, la mayor de los cuatro hijos de Juan Antonio y Mari Uris, mi amiga del alma, aconsejaba con su buen gusto a unos extranjeros sobre la tapicería para decorar el chalé recién adquirido en Bonnin Sansó. No en vano la montadora de la casa La Fantasia es Juana, la segunda de las hijas, la que frente a su mesa de trabajo hace virguerías, sus tijeras cortan con ilusión, lo que más tarde será realizado de manera artesanal, a la antigua, tal como le enseñó su madre que sin pensarlo inició en la tienda de la Fantasia, cosiendo sábanas, alguna cortina, tapetes para el hogar, como si la cosa no tuviera que llegar a ser lo que ha sido, uno de los comercios más importantes, y de mayor calidad bajo el eslogan. Calidad precio, en la actualidad se encuentran baratijas a precios irrisorios, que a las dos lavadas se pueden desechar, no es lo mismo, hoy pagar más pero dura, y dura toda una vida. "Lo bo, sempre és bo".
Por fin, llegue al Dineret. Los caballeros en pie, me obsequiaron con besos, abrazos, apretadas de mano, me sentí como en mis mejores tiempos, un recibimiento dedalt de totpor todos, desde el presidente, mi amigo Lorenzo Sintes Barber, el que hizo las américas, paseando el nombre de Menorca por medio mundo, mostrando el auténtico arte de los zapateros. Otro de los contertulios, Jaime Vidal, hijo y sobrino de los que fueron más que amigos de Gori; Miguel Seguí Mercadal, tan amable como de costumbre; Quico Fornals, ¿qué voy a decir de él que ya no haya dicho mil veces? Él sabe de mi aprecio y de mi estima.
Una vez más, a mi pensamiento acudieron Juan Moysi, María Antonia de Olives, Osuna, Vicente Ferrá, el esposo de Magda Roca, Toni Victory, Pepe (el conserje) mi querida Tonyi, etc.
Continué de camino, lamenté la ausencia de Fernando López, el amigacho de mis primos, Valverde Gomila. Desde que llegó el euro, es imposible entrar a tomar una horchata, como no baje el Rajoy de su pedestal, imposible el beberla, las jubilaciones tan solo dan para un vaso de agua de la cisterna y una cucharadita de "sideral".
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margarita.caules@gmail.com
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