TW
0

"La vida te puede cambiar en apenas un segundo". Con estas palabras había cerrado ella su última columna de opinión. Lo recordó cuando su coche derrapó e invadió fatalmente el carril izquierdo…
–––––
Estaba irritado. Como siempre. Las audiencias habían bajado… Exigía vísceras y le daban solo información. Les vomitó su habitual "homilía": "¡Esto es televisión, inútiles, televisión! ¡Quiero carne fresca! ¡Sangre! No me entreguéis datos… Quiero fotos truculentas, tragedias, sadismo… ¡Eso es lo que vende, capullos!" Se tranquilizó cuando una ayudante de producción le comentó algo relacionado con un accidente. Sus ojos, vidriosos, enfermos, amorales (todo su cuerpo irradiaba ese efecto perturbador) se iluminaron de pronto: "¿Una mujer? ¿Invadió el carril izquierdo? ¿Muerta? ¡Bravo! Quiero que lo cubráis. Decid que era una alcohólica o, mejor aún, una heroinómana… Ya lo desmentiremos luego. Hablad de los recortes, de que la carretera no estaba debidamente señalizada. No quiero espectadores, quiero gente con rabia, indignada… ¡Sacad su ira! Conseguid fotos de la muerta, retocadlas si es preciso… ¡Una foto! ¡Ya! ¡Lo más desagradable posible! Luego seguiremos con una campaña de acoso y derribo… Estadísticas sobre las mujeres conductoras… ¿Ha perdido algún miembro? ¿Era madre? ¿Algún detalle especialmente desagradable? ¡Moveros!"
–––––
"La vida te puede cambiar en apenas un segundo…" –había escrito-.
–––––
La becaria se acercó al encolerizado productor de televisión que exigía sangre. En sus manos, curiosamente temblorosas, yacía la primera foto de la víctima. Él la agarró, satisfecho. Al mirarla comprendió que, también para él, la vida podía cambiar en apenas un segundo…