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Pekín. Año 2010. Hotel Hyatt. Me dispongo a realizar una promoción de cocina española, donde los platos típicos saludaban a los caldos patrios ante la desatenta mirada de la nueva generación de pudientes chinos, tan cerca del dinero como lejanos de cualquier atisbo de cultura. En esto, que uno de los ayudantes de cocina me pregunta por ciertos nombres que no puede etiquetar. Uno era el de un queso. Queso de Mahón. Que allá donde vaya apoyaré la causa de cualquier tierra que haya pisado; siempre que su producto se asemeje a la calidad. Como no lo encontraba, le mando a buscar en algún buscador de internet "la capital de Menorca". Le escribo, además, 'Mahón', para que justifique su trabajo. A los veinte minutos, mi asistente chino me aparece con la cara blanca. "¿Diarrea crónica?", pensé, que por estos lares las aguas contaminadas y los alimentos en mal estado campan a sus anchas. Pero ni mucho menos: el astuto navegante en la red había dado con el queso, el topónimo y la duda: "Oye, que aparece en internet, 'Mahón', 'Menorca' y 'Mao'; y como te puedes imaginar la última palabra está prohibida".

Leo hoy en el Menorca –domingo 15 de julio de 2012-, diario que sigo desde que dejé aquel pedazo de tierra incrustado en el mar hace ya algo más de cinco años, que el gobierno popular de Mahón dejará de permitir que el topónimo de la ciudad sea 'Maó', para cambiarlo al clásico 'Mahón', previsiblemente junto al menorquín 'Mahó'. En esta guerra de nombres ya fui soldado cuando mis pulmones solo bebían aires tramontánicos.

Debe saberse que en el colmo del ridículo sería posible que la capital de Menorca estuviera viendo modificado su topónimo cada vez que su gobierno municipal cambiara de color. Porque si hace unos años fue el PSM el que obligó al PSOE a capar Mahón -'Caso Estribor'-, no sería raro que en cuanto vuelvan los unos o ambos, con una nueva ley sacada de la manga, forzaran a mutilar, de nuevo, el nombre original de la ciudad (Mahón), quedando el absurdo en un nuevo tocho de procedencia muy lejana. Que acabará un juez noruego echando una moneda al aire para contrarrestar esta actitud cachonda de unos políticos completamente desatados del pueblo.

Debe recordarse que los del PP prometieron un referéndum, que parece ser han tirado al fondo del puerto, por esos golpes dictatoriales que padecen todos aquellos que se ven colmados de una mayoría absoluta que suele ser utilizada como arma arrojadiza. Que se pide la consulta en la oposición y se olvida en el poder. Como uno promete abrigarse en el proceso febril para volver a destaparse a las primeras de cambio.

No seré yo el que vuelva a justificar el porqué de posicionarme por una causa. Solo diré que hasta que no vayan todos los políticos de la ciudad de Mahón a buscar trabajo en bicicleta -o a pie- la vida seguirá igual, con unos robando y los otros esperando para robar. Porque así es España: bajo la dictadura de Franco generando servicios sociales que hoy, en medio de la democracia más libertaria, se nos escapan de las manos, por una casta política que ya no sabe cómo llevárselo más muerto.

Finalmente en el cartelito que apareció junto al queso menorquín ponía 'Mahón'. Que no seré yo el que genere un conflicto diplomático con este ente diabólicamente fuerte llamado China, en donde el que osa provocar -y un queso que se llame 'Mao' lo es, lo aseguro- es expulsado del país sin derecho a turno de réplica. Porque además, aún no les convence ningún queso. Que el día que les guste no habrá vacas en la isla capaces de soportar tamaña presión de productividad.