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Los dos grandes festivales de música de Menorca, que organizan Joventuts Musicals de Maó y de Ciutadella, se ponen en marcha, con menos recursos pero con mucha ilusión, con nuevas ideas y con la esperanza de mantener el alto nivel que han conseguido durante décadas. Hace dos días, uno de los mejores guitarristas del mundo, Stepán Rak, actuó en el Teatre Principal, con una audiencia muy inferior a la que debería haberse producido. Por otra parte, los festivales sufrirán una gran ausencia, y no se trata de grandes figuras internacionales, sino de la Orquestra de Cambra Illa de Menorca, que sustentan las organizaciones de Joventuts Musicals, ya que permanece en silencio por la falta de recursos y de apoyo económico. Por otra parte, proliferan otras actuaciones, entre otras, de las bandas de música de cada población.

La Isla, como se ha repetido en múltiples ocasiones, goza de una vitalidad musical enorme y es uno de los valores que hay que mantener: la calidad y la diversidad. Sin embargo, sería recomendable una mayor colaboración en la programación musical. No se trata solo de evitar las coincidencias, sino de establecer nuevos criterios que ayuden a compartir el esfuerzo y las buenas ideas y, quizás, mejorar los resultados.