Tan solo haría unos minutos que daba titular a mi trabajo semanal, cuando recibí un correo del otro lado del Atlántico, solicitándome ayuda para encontrar unos antepasados, relacionados con el mar. Un tatarabuelo de su padre mahonés, que hizo las Américas. El lector de esta sección, quedó algo decepcionado al no poder seguir el nombre de cada uno de los propietarios publicados la semana pasada.
Confesar que no ha sido el primero en decírmelo, pero deben tener en cuenta es un trabajón y para cuantos no se dedican al tema náutico puede resultar un tostón. Hoy intentaré complacerle, a fin de cuentas, los maestros de ribera, los calafates y cuantos contribuyeron en dar fama a nuestro puerto de Mahón, algo sí estaban vinculados con la isla Pinto. "Així, d'un tir matam dos pardals".
El pasado lunes finalizaba diciendo que me faltaba contabilizar los buques con que se incrementó nuestra flota mercante a partir de 1820.
Con el permiso de todos ustedes, dejo para otra ocasión desde 1836 al 1851. Mis quehaceres en la finca me obligan a ello. El trabajo en la huerta, el cuidado de ciertos cultivos, los animales domésticos me reclaman. El ir desglosando tipo de embarcación, tonelaje, nombre del propietario, etc., lleva un tiempo, que no escatimo, pero como digo más arriba, todo llegará.
No obstante, responder a mis redes sociales, que efectivamente, los franceses en su corto intervalo (1756-1763) en que Menorca perteneció a su corona, poco o nada hicieron en beneficio del arsenal, este languideció como sucedió con toda clase de comercios que tan favorecidos se habían encontrado protegidos por los ingleses de grato recuerdo. Tanto, señor ¿?, que son muchos, en pleno siglo XXI, que se lamentan de no haber pertenecido bajo aquella corona.
Don José Riera Alemany, en aquellos momentos teniente de navío, que llego a ostentar la graduación de almirante, del cual mi padre siempre se confesó un admirador, sirviéndole en calidad de chófer en numerosas ocasiones, dejo su testimonio con las siguientes palabras:
A medida que las necesidades del comercio hacían crecer el número de astilleros particulares, iban en aumento también las gradas en el astillero del Estado, donde sobraban elementos para emprender las más complicadas construcciones navales de aquella época (sic).
Al recurrir a la lectura de viejas historias relacionadas con este mundo marino, se observa que los auténticos y únicos maestros que enseñaron el viejo oficio de la construcción naval, fueron los ingleses. Éstos poseían los conocimientos propios de los maestros de ribera, de agricultura, artesanos con la madera, ebanistas, joyeros, modistos, los ingleses, repito, fueron únicos, para los habitantes de una pobre isla, desconocedores de cuánto se podía realizar.
Los grandes historiadores del siglo pasado coinciden al escribir que en la dominación inglesa, el arsenal de Mahón llego a su máximo apogeo. Al mismo acudían los buques de la escuadra, para cualquier menester, bien para ser repuesto cualquier elemento de guerra, e incluso las mayores reparaciones tras acudir a un combate o sufrir un fuerte temporal.
De haber continuado bajo la bandera inglesa, se hubieran realizado grandes obras en aquel lugar, sus arquitectos y hombres dedicados al tema habían realizado ambiciosos proyectos, anexionando al lugar la isla conocida como Pinto, algo que llegó con la segunda denominación británica.
Algunos dirán que siempre voy a parar a "allà mateix" y así es. Fue el coronel Jonhston y el general Murrai quienes más se preocuparon en la segunda dominación británica de que reviviera de manera floreciente el llamado arsenal del Estado, que Jonhston mandó ensanchar. En 1768 comenzaron las obras de aplanamiento, eliminando promontorios rocosos, formando parte del arsenal. Un gran logro. Entre el coronel y el general Murrai que fue su sucesor, mandaron construir alrededor de la isleta los muelles que a partir de aquel momento podrían servir para atracar buques de mayor calado que hasta entonces había sido totalmente imposible.
Una vez concluidas aquellas mejoras, edificaron grandes almacenes, con suficiente amplitud que se han ido conservando, si bien a través de los años se han ido remodelando y dándoles diferentes cometidos. Dotaron a la isla de una eficiente grada, emplazada en un lugar que tiempo después ocupo el famoso varadero cubierto por torpedos que el pasado lunes comenté. Nuevos muelles y terraplenes a fin de poder unir gracias a un puente lo que hasta el momento había sido el arsenal que se le llamó el antiguo, "es vell", con la isleta de Pinto, que después de haber sido explanada y efectuarle las obras de mejora, "no semblava lo mateix".
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margarita.caules@gmail.com
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