Nada que ver con la conocida pieza interpretada a la guitarra por Paco de Lucía. Lo que se está moviendo entre dos aguas es el Club Marítimo, aguas turbulentas para unos, turbias para otros y con escasas ganas de echarse al agua salvavidas en mano. Los factores de este nuevo fracaso de entendimientos son muchos según lo que se ha leído y oído, pero siempre quedan palabras, posturas, gestos semiocultos que no transcienden y que se mascan entre bastidores. Es difícil saber donde se encuentra el milagro capaz de retomar este barco que hace agua por todas partes y sacarlo de nuevo a flote.
Tal vez sea el momento de que los sargentos tomen el mando donde coroneles han fracasado, para que de una vez por todas se gane la guerra en lugar de estar perdiendo constantes batallas, que amantes de la mar y de los nuestro hay muchos. Nuestro puerto, el puerto de Mahón, no está pasando por un buen momento y debido a una serie de circunstancias además de la conocida crisis. Por ello, una sociedad tan significativa anclada en su ribera no debe caer en el olvido y ser parte de ese nuevo resurgir que todos deseamos.
Quien no sirve que lo saquen o que se vaya voluntariamente, todo menos mantener elementos en busca de renombre. A ver si va a resultar que el casino, instalado en su planta baja, con el tiempo, va a tener más cartel que el propio club y que los esfuerzos de nuestros políticos, entre ascensor arriba, ascensor abajo, apenas se va a notar. Pelillos a la mar no, esa es la postura más cómoda y además, contaminante e incívica.
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