Las buenas noticias no dejan de llegar. No hay tregua al bombardeo continuo que sufrimos en forma de ideas, originales y optimistas, para salir de esta situación de crisis-estafa en la que nos encontramos. La última nos llega desde la capital de Castilla y León, desde Valladolid, conocida también como Pucela, conocida también como el octavo ayuntamiento más endeudado de España.
Es una brillante y original idea sin precedentes, que consiste en multar hasta con mil quinientos euros a los mendigos. Qué lumbreras, qué mente privilegiada, qué gran gestor de lo público, un fuerte aplauso para los concejales y para el alcalde responsables de tremenda iniciativa.
No me sean mal pensados, seguro que alguno de ustedes ya ha criticado esta medida por poco solidaria, por poco ética, e incluso por inhumana. Qué injustos son, ahora me vendrán con que más valdría que pensaran en cómo sacar al consistorio pucelano de los más de doscientos millones de euros de deuda que parece que tiene, y no pensar tanto en seguir castigando a quien no tiene nada. Son ustedes tremendos.
La idea es revolucionaria. Imaginen la escena, un grupo de cargos políticos y otro nutrido de cargos de confianza elucubrando cómo recaudar más dinero para tapar sus agujeros, y de repente uno dice: "Ya lo tengo. Si con la crisis cada vez dejamos más gente en la calle sin sueldo, cada vez tendremos más mendigos. Y como es un campo sin explotar, cuantos más mendigos, más recaudaremos si les ponemos una multa a cada uno de ellos. Veamos, si conseguimos más de dos mil mendigos en la próxima legislatura, a una media de mil euros por mendigo, tendremos…."
Es brillante, me quedo sin palabras. Solo espero que una vez abierta la puerta, no se queden aquí y extiendan tan gloriosa idea. Podrían multar también a los parados, que como ya sospecha la CEOE son todos unos presuntos vagos. Podrían multar a las personas obesas, es insultante que en plena crisis la gente vaya sobrada de kilos. Podrían multar a todos los que se manifiesten quejándose por algo, el país no está para que la gente se queje, sino para que aguante. Podrían multar a todos los feos, dan mala imagen en el exterior. Podrían multar al que grite mucho, al que llore a moco tendido, al que lleve ropa de mercadillo, al que no piense como ellos, a los que no les voten, a los que les critiquen, a los que compren marcas blancas, etc.
No se preocupen por nada, queridos lectores, estamos en buenas manos. El barco navega firme, tenemos un objetivo, tenemos una dirección, estas medidas generan confianza, prosperidad e imagen de país.
Y, ya saben, ante la más mínima duda, sea solidario, hágase mendigo y traslade su cartón y su cuenquito de las monedas a las orillas del Pisuerga, allí sabrán cómo tratarle.
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