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Mucho se habla hoy de derechos pero muy poco de deberes, cuando la lógica y la ética establecen que deben gozar de igual importancia.

Un joven de 27 años en las últimas elecciones arguyó "objeción de conciencia" para no actuar como vocal en una mesa electoral.
Argumento tan peregrino podría aplicarse, por extensión, a no querer circular por la derecha en automóvil, no pagar impuestos y otras ocurrencias a cuál más extravagante.

Al parecer, hemos olvidado las limitaciones de vivir en sociedad, es decir, el tácito contrato social que explicaba el viejoRousseau.
Eso se debe, seguramente, a una gran ampliación de derechos sin ninguna contrapartida de correspondientes deberes.

En la formulación clásica, los derechos inherentes al ser humano son los de la vida, la libertad, la igualdad,… O sea, justo los que permitimos que se conculquen diariamente, sin pestañear, en muchísimas partes del mundo.

Sin embargo, han bastado dos décadas de aparente bienestar económico para que nos creamos con derecho propio a polideportivos con piscinas olímpicas en cada pueblo, aeropuertos en cada esquina, universidades sin rigor académico pero, eso sí, conbotellón, etcétera, etcétera.

Todo esto, a nivel colectivo. A nivel personal aun es peor: que nos paguen indefinidamente sin trabajar, que nos hagan un TAC si nos duele el dedo pulgar, que nos subvencionen los espectáculos, losmastersenbusiness administration…Ya sé que estoy haciendo una caricatura. No lo es tanto, en cambio, el que nadie hable de deberes. Como si éstos no existieran. Quizás porque el sentido del deber implica obligación y para las mentes contestatarias todo lo que suena a imposición no está bien visto, salvo que ellas mismas sean las que lo impongan. Sin embargo, no es así; para que un ser humano tenga derechos y pueda reclamar lo que la autoridad otorga a su favor debe hacerse merecedor de aquello, y con este fin debe asumir una responsabilidad que se plasma en cumplir sus obligaciones para con él mismo y la sociedad.

Las personas que viven y forman parte de un Estado moderno sólo alcanzarán la categoría de auténticos ciudadanos que gozan de derechos cívicos y políticos cuando asuman los deberes que asimismo les corresponden.

La Constitución establece tres deberes básicos: defender a España, contribuir al sostenimiento de los gastos públicos mediante los impuestos, y trabajar. Sin embargo, desde el punto de vista ético o moral existen muchos más.

Después de leerlos y reflexionar un poco sobre su contenido, he deducido que para que sean una realidad es necesario que todos cumplamos los deberes complementarios que harán posibles los citados derechos y que podrían ser al menos los siguientes: la tolerancia, el respeto y la ayuda mutua, la colaboración desinteresada, el trabajo hecho responsablemente, el respeto a las leyes, la ética profesional, y naturalmente, el cumplimiento con las obligaciones con la sociedad y el Estado.

Andamos muy perdidos, y nos hemos olvidado de que si el barco se hunde nos hundimos todos. Creemos que nos podemos apañar cada uno por nuestra cuenta, y no es así. Nos necesitamos unos a otros. Aquí solo reivindicamos los derechos, que está muy bien hacerlo porque se ha luchado mucho para lograrlos, pero ¿y los deberes dónde están? . No solo hay derechos humanos, también hay deberes humanos y eso se nos olvidó.

No somos cada uno de nosotros el dueño del planeta para hacer con éste lo que nos dé la gana, todos compartimos un mismo espacio y tenemos que cuidarlo y que vivir en paz. Si no lo hacemos, esto se acabó.