Pues ni fin del mundo, ni millones de euros ni ná de ná, oiga. Mi 11 del 11 del '11 resultó como el 10 del 11 del '11 y, seguramente, como el 12 del 11 del '11, oseasé, una caca de la vaca falto de emociones fuertes. Y eso que cuando mi reloj marcaba las 11:11:11 cerré los ojos y me concentré muy fuerte para pedir un deseo, pero nada, quizás por concentrarme tanto se me aireó una idea por la puerta de atrás en formato pedo. Tanto bombo y tanta historia con lo del día mágico y resultó más soso que un 'pà amb oli' sin sal. Y no será por falta de ganas, ¿eh? Porque invertí un rato de mi día de ayer en observar al cielo a ver si veía algún asteroide apocalíptico que asomaba sin avisar y otro rato mirando al mar por si la gran ola gigante se presentaba, pero ni por esas. La verdad, amigo lector, es que fue una jornada apocalíptica algo descafeinada y si el 21 de diciembre del 2012 tiene que ser así, fecha señalada por los mayas para que todo esto se vaya al garete, yo no juego. Que conste que ya he avisado.
Asseguts a sa vorera
Ni apocalipsis ni ná de ná
12/11/11 0:00
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