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Menuda sorpresa me he llevado cuando he visto el resultado de la encuesta que este periódico planteó ayer en www.menorca.info. Resulta que al 76 por ciento de quienes votaron no le parece bien que se celebre Halloween en la Isla. Y me pregunto yo: ¿Por qué no? A todos nos gusta pasarlo bien y que el ambiente esté animado. Cuando llega la fecha de Todos los Santos en cuestión, además de las castañas y los buñuelos (alimentos de los que me declaro fan), también tiene su gracia que veamos calabazas, murciélagos, alguna que otra película de miedo, y que la gente tenga ganas de disfrazarse y asistir a una de las fiestas o encuentros que más de un local organiza. En la Península o en las islas vecinas es muy común que Halloween se tome como un día de carnaval cualquiera. Está claro que es una tradición que, a pesar de su procedencia celta, llega de Estados Unidos, pero ¿qué más da si nuestras costumbres no se pierden? Sumar puede ser añadir para bien y no está mal que participemos de las celebraciones simpáticas de otros países. Si lo que adoptáramos en España fuese algo como las peleas de niños a puño limpio que se llevan a cabo una vez al año en ciertas regiones de los Andes, probablemente votaría en contra en la encuesta de www.menorca.info, pero si de lo que se trata es de pasarlo bien y de tener una razón más para evitar lo cotidiano, ¿por qué ser aguafiestas?