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El paro crece sin pararse en las cifras a las que alguna Ministra y Ministro dijeron que jamás se llegaría. Por cierto, a una destacada señoría socialista, le comenté hace cosa de unos meses, que el paro sobrepasaría de largo los cuatro millones, y añadí incluso, que de ir por el camino que se iba, llegaríamos a los cinco millones de parados. Me llamó alarmista, "eres un desinformado", "no tienes ni puta idea", añadió. ¡Pues oiga, Sr. Diputado! Para ser yo un alarmista desinformado que no tiene ni puta idea, ¿qué debería yo decirle ahora cuando volvamos a tomar café juntos? Se me hace que le veré sin quererle ver, con las orejas más caídas que un perdiguero de Burgos.

Uno de los fenómenos del paro de estos últimos meses tiene su razón de ser en la masiva cantidad de personal de la que se ha desprendido una de las empresas más grandes del país, que no es otra en su conjunto que la administración: Ayuntamientos, Gobiernos Autonómicos, etc., etc. han desinflado el globo que ellos mismo tan alegre como imprudentemente inflaron. Ahora toca austeridad y prudencia. Lo malo es que están recuperando en tiempo de tanto paro, el ahorro en mano de obra que antes no tuvieron, coadyuvando a que la lista de parados sea ya escandalosa. Metieron la pata, hicieron mal las cosas, inflando las distintas administraciones, y ahora, para sacar esa pata que metieron, la están metiendo hasta el corvejón, no dándose cuenta de la contradicción en la que están cayendo cuando dicen que hay que crear empleo a toda costa, siendo ellos mismos los causantes directos de un despido masivo a nivel nacional.

"Qué vamos a hacer si no tenemos ni para poner aceite a un candil" dicen. ¡Hombre!, para empezar sean austeros con ustedes mismos, no hagan cómo acaban de hacer en Italia, que hace cosa de un mes, retuvo los privilegios a los políticos y ahora que están al borde mismo de la bancarrota, se los han devuelto, incluso pueden volar de acá para allá en helicóptero, manteniendo sus sueldazos y sus dietas. Y ese otro privilegio, simplemente obsceno de tener derecho a la pensión por haber sido dos años parlamentario/a, sin que por eso, les dé la más mínima "vergoña" de sacarse una Ley de la chistera parlamentaria que deja la jubilación italiana a los 67 años. Una cosa, salvada sean las distancias, como eso que ha dicho Rajoy sobre la austeridad. Y resulta que sin ir más lejos tiene este hombre a su lado, a la Sra. Cospedal. ¿Sabe usted por un casual, Sr. Rajoy, cuánto gana esa señora al mes? Ahora mismo permítame que le diga, que debería estar inhabilitada para pedir austeridad a los demás. Sí… ya sé, que una cosa es predicar y otra dar trigo. Por eso a los políticos en Italia les llaman "la casta".

Y, aquí, ¿cómo les cuadra que les llamemos?