TW
0

Si en el último artículo hablábamos de las cantidades de energía que consume el ser humano a escala global y de cuán eficientes somos en su uso, estoy seguro de que les intrigará saber de dónde proviene tanta energía.

Así pues, les propongo que me acompañen en una serie de escritos donde trataré de explicarles y analizar cuál es el origen de esta, y verán cómo la fotografía cambia de forma importante dependiendo de la escala con la que hagamos el análisis. Empecemos de más a menos y trabajemos con los datos de la energía consumida en el mundo. Le prometo que al final de la serie trataremos en profundidad sobre cómo Menorca consigue su energía, pero para eso deben acompañarnos unos cuantos números.

Hagamos un pequeño repaso de conceptos. Cuando hablamos de consumos energéticos siempre conviene especificar si se trata de energía primaria o energía final. Me explico. Al hablar de la primera nos referimos a la energía contenida en la materia prima que hemos utilizado. Al hablar de la segunda (energía final), hablamos de la que ya ha sufrido un proceso de transformación y que por lo tanto depende de la eficiencia del mismo. Dicho de forma sencilla, compramos 100 unidades de energía, las metemos en una caldera y, como el proceso no es perfecto, a nuestros radiadores llegan solo 80 unidades de calor. El resto del calor se perdió en los humos, las tuberías…

Bien, pues hoy vamos a hablar de las cifras de energía primaria consumida en el mundo y de su tendencia. Es decir, de los combustibles que utilizamos.

A priori, analizando los datos que muestra la Agencia Internacional de la Energía para 2009, lo que parece obvio es que, por desgracia, dependemos totalmente de las fuentes de combustible fósil. Aquellas que tardan millones de años en producirse y que estamos consumiendo a un ritmo verdaderamente endiablado.

Fíjense que si juntamos los porcentajes de gas, carbón y petróleo, entre los tres suman aproximadamente el 81% de la energía primaria que consumimos.

En los últimos dos siglos el incremento en su uso ha sido fulminante. El carbón impulsó la revolución industrial del siglo XIX.En el siglo XX, con la llegada de los automóviles y el uso generalizado de la electricidad,el petróleose convirtió en el rey.En 1979, tras la crisis del petróleo, el interés cambió hacia el uso de carbón, gas natural y energía nuclear.Entre 2003 a 2008,la materia prima energética que mayor crecimiento ha experimentado es el carbón, que por desgracia es una de las más sucias.

En resumen, la cosa pinta compleja, solo entre 1980 y 2009, la tasa de crecimiento en el uso de combustibles fósiles aumentó por año un 2% (ver figura 3) y sin embargo sabemos que las reservas van a durar pocos decenios; unos 50 años para el gasoil, unos 90 años para el gas natural y poco más de 250 años para el carbón.

Otro dato interesante es ver que la energía nuclear, tan estigmatizada estos días por el desgraciado accidente de Fukushima, a escala global tan solo representa el 6%. El motivo es sencillo, producir energía atómica de forma controlada es difícil y exige cumplir unos trámites burocráticos ante Naciones Unidas complejísimos.

Hay un OrganismoInternacionalde Energía Atómica (OIEA) que vela por las evoluciones de esta energía y las fuentes de uranio en todo el mundo. Éste reporta directamente al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que en caso de encontrar incumplimientos graves, es soberano para proponer una intervención armada de cascos azules (recuerden la invasión de Irak y todo aquello). En resumen operar una central nuclear es como pilotar una nave espacial, requiere unos niveles de formación y tecnológicos altísimos, y siempre el examinador será la OIEA, así que por suerte pocos países (29 en total) optan por ello.

Por último y como gran esperanza blanca, es evidente que evolucionamos hacia un uso más extendido de renovables. Vemos que son las energías que más han crecido en porcentaje, han duplicado su potencia respecto a 1980. También vemos que en "mix energético" en 2009, la biomasa forestal es el gran pilar. Al contrario que la nuclear, para producir energía con biomasa se utilizan tecnologías relativamente sencillas. Es una materia prima que está presente en prácticamente en todos los países del mundo y que genera mucho empleo diseminado por el territorio. En definitiva, el uso de biomasa como fuente energética es una oportunidad de cambiar a mejor el mundo energético y a la que me dedico en cuerpo y alma. Como decía mi abuela, nunca es tarde si la dicha es buena.

Gracias una vez más, que la bioenergía y el ahorro les acompañe.
–––
http://rhoodenergetico.blogspot.com/