Hace apenas unos días, el actual presidente de Fomento del Turismo de menorca invitó a una reunión de consulta a varios de los expresidentes de la longeva entidad, para debatir, en petit comité, acerca de las posibilidades de continuidad del Fomento. La existencia de dos fundaciones, que de alguna manera han fagocitado, vía institucional, la labor de promoción de Menorca en el mundo turístico, hace problemática la continuidad del Fomento.
La última asamblea general celebrada decidió darse un periodo de reflexión para decidir si seguir o bajar el telón.
Los expresidentes debieron aportar sus personales puntos de vista, de cara a la inevitable decisión que pronto tendrá que tomarse.
La marcada dependencia que las fundaciones tienen del sector político les garantiza unos fondos económicos, que hoy por hoy el Fomento no tiene, pero las obliga, a cambio, a seguir las pautas que el sector público marca. Con algunos aciertos en sus actuaciones, pero con muchos más errores, como se ha demostrado en los últimos años.
No se puede dejar la gestión de la promoción turística de menorca en manos exclusivamente políticas. La iniciativa privada tiene que tener presencia cuantitativa y cualitativa en las áreas de decisión. Un ejemplo reciente de cómo la política interfiere negativamente en la promoción de Menorca, se ha dado al comprobar que ni antes los socialistas, ni ahora los populares en el Govern Balear han accedido a delegar en el Consell de Menorca la promoción turística. Y es posible que lo que los populares decidan, sea lo contrario a lo que hasta ahora promocionaban los socialistas. Y así no se va a ninguna parte.
Otra entidad que está atravesando momentos de cierta incertidumbre en cuanto a su futuro es la Cámara de Comercio. Desde que se eliminó la obligatoriedad de cotizar a ese organismo, están buscando la manera de encauzar su actividad de la manera más adecuada, para garantizar su utilidad a la sociedad menorquina y su viabilidad futura.
En los momentos de crisis por los que estamos pasando, las dificultades económicas que afectan a las empresas de la Isla pueden ser decisivas a la hora de dejar en la estacada al Fomento y a la Cámara de Comercio.
Curiosamente comercio y turismo van frecuentemente de la mano en la actividad económica de la isla. Se ha dicho por activa y por pasiva que el Turismo receptivo es nuestra principal actividad comercial, nuestra mejor industria hoy por hoy.
¿Sería posible entonces aunar en un solo organismo a dos entidades que están en peligro de desaparición y reconvertirlas en una que promueva la actividad turístico-comercial a favor de la Isla?
Eso no es anda nuevo. Y en otros lugares la fórmula ya funciona con éxito. En Estados Unidos las "Chamber of Commerce" son precisamente las que gestionan la promoción comercial y turística de ciudades, regiones y hasta Estados. En su doble vertiente consiguen que el turismo sea motor del comercio local, regional o estatal. ¿Podemos aquí hacer lo mismo?
Fusionar el Fomento con la Cámara. La iniciativa privada puede llevar esa idea adelante, y las autoridades políticas tendrían la obligación moral de apoyar esos esfuerzos.
Tuve ocasión de comentar con Emilio de Balanzó esa idea, y consideró que, al menos, merecía ser estudiada. Lo que ya es mucho. Ahí queda la propuesta, para que quienes pueden la desarrollen.
O mucho me temo que asistiríamos a dos entierros. Y Menorca no se puede permitir esos lujos.
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