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Yo formo parte de ese grupo de personas que no irán a ver la película "Agua para elefantes". El motivo está muy claro: los elefantes que fueron utilizados en la película fueron adiestrados mediante shocks eléctricos, látigos y ganchos. Diferentes organizaciones defensoras de animales a nivel mundial han denunciado este hecho y piden a la población que boicotee el film. Rápidamente, la productora ha intentado desmentir esta situación, a pesar de que varios miembros de la empresa han reconocido a nivel particular que "pillaron a los adiestradores con métodos crueles". Esto deja ver, una vez más, cuál es el trato que reciben los animales incluidos en los números de circo y demás espectáculos en los que, recordemos, ellos no están por gusto. Hace años que se lucha en concienciar a la sociedad para que eduque a sus hijos a no disfrutar a costa del sufrimiento animal. Puede resultar difícil porque, en la mayoría de las ocasiones, los niños no son conscientes de qué ocurre cuando se baja el telón. Jaulas de mínimas dimensiones, métodos de entrenamiento basado en el terror, cadenas, látigos, fuego y muerte prematura, sin hablar del estrés, la depresión y la falta de hábitat natural. Muchos países y ciudades han dado el paso y ya no aceptan la puesta en marcha de estos espectáculos denigrantes. Hace más de un año que se solicitó en Menorca, sin haber recibido respuesta. ¿Tanto cuesta ver que los animales no son payasos?