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No deja de ser sorprendente que algunas significadas mujeres "de izquierda" (que supuestamente proclaman y defienden la igualdad de los géneros y de cuyo lema hacen inmensa divisa propagandística doméstica) se muestren al tiempo no sólo benévolas con el islamismo radical sino que incluso apoyen decididamente a los regímenes que lo ostentan como divisa de país (¿han oído Uds. alguna vez a Leire Pajín o a Bibiana Aído defender a las mujeres musulmanas que viven bajo dictaduras islamistas?).

El islamismo más que una religión es una forma de vida, una forma de entender las relaciones humanas. Su vertiente radical trata a la mujer como un simple objeto a las órdenes del macho. Su significado social es cero.

Muchos árabes sensatos tienen que apechugar con el sambenito de ser considerados todos ellos parte de un pensamiento regresivo, retrógrado e instalado permanentemente en la desigualdad de la Edad Media. Ello es injusto ya que no todos comulgan con estos radicalismos.

La mayoría de mujeres españolas tampoco apoyan las ridículas posiciones "progresistas" del relativismo izquierdista "a la pàge". Superados los clichés clásicos de ese peculiar modernismo al dente (ser pro-árabes y feroces militantes anti-sionistas) la racionalidad femenina denuncia abiertamente la esclavitud que significa en el siglo XXI una religión radical.

Una amiga me pasa un link impresionante. Se trata de un programa de la cadena árabe Al Yazeera-Qatar (Febrero 2006) donde la señora Wafa Sultan, una socióloga árabe-americana, dialoga vehementemente con un fanático con turbante y otro hombre con pinta de alucinado intelectual. (http://www.youtube.com/watch?v=9HHq2IWnANA&feature=youtube_gdata_player).

La socióloga, alejada de las teorías de Samuel Hunttington, no tiene pelos en la lengua y denuncia abiertamente que "el enfrentamiento que estamos presenciando en el mundo no es un enfrentamiento entre religiones o un enfrentamiento entre civilizaciones. Es un enfrentamiento entre dos polos opuestos, entre dos eras. Es un enfrentamiento entre una mentalidad que pertenece a la Edad Media y otra mentalidad que pertenece al siglo XXI. Es un enfrentamiento entre la civilización y el retraso. Entre lo civilizado y lo primitivo, entre la barbarie y lo racional. Es un enfrentamiento entre la libertad y la opresión, entra la democracia y la dictadura. Es un enfrentamiento entre derechos humanos, por una parte, y la violación de estos derechos por la otra. Es un enfrentamiento entre aquellos que tratan a las mujeres como bestias y aquellos que la tratan como seres humanos. Lo que vemos hoy en día no es un enfrentamiento entre civilizaciones. Las civilizaciones no se enfrentan, compiten".

Mientras es atacada por los dos machos ella va desglosando sus argumentos a favor de la libertad que oculta el islamismo. Tampoco tiene complejos al aceptar abiertamente que los judíos son los "causantes" de los mayores descubrimientos científicos de los siglos XIX y XX que tanto han beneficiado a la Humanidad.

A continuación aboga por la laicidad sin pretender imponer o denunciar ninguna creencia de nadie. El loco del turbante la acusa de hereje ("Si eres una hereje no tiene caso refutar lo que dices ya que has blasfemado contra el Islam, el Profeta y el Coran). Ella le responde que "yo no soy cristiana, musulmana o judía, soy una mujer seglar que no cree en lo sobrenatural".

Acaba Wafa Sultan: "El camino de los musulmanes no conducirá a ningún resultado. Los musulmanes deben de preguntarse qué pueden hacer ellos por la Humanidad antes de exigir a la Humanidad que los respete". Vale la pena la visión de este video de 5,44 minutos.