Me cuesta comprender a aquellas personas que no saben (o no quieren) mirar más allá de sus narices. Lo veo casi a diario y, aunque esta 'característica' existe a nivel mundial, me fastidia tener que admitir que aquí ganaríamos una medalla. Basta estar atentos a los comentarios ajenos para darse cuenta de lo cerrados que podemos llegar a ser.
Varios ejemplos. Ayer por la mañana, el Mercado del Pescado de Maó acogió una estupenda iniciativa en la que se ofreció sushi gratuito a los asistentes. El objetivo era promocionar no sólo la cocina japonesa, también el pescado y el vino de la Isla, productos que se fusionaron con las especialidades niponas. De paso, el acto sirvió para animar el cotarro en la plaza. Pero, cómo no, algún comentario ha surgido diciendo que "lo que hay que hacer es promocionar el producto mediterráneo". Quienes estuvieron ayer en el mercado, se fueron encantados. Igual que quienes acudieron a la inauguración de LIDL en POIMA (y ahí va otro ejemplo). Hasta la Policía Local tuvo que regular el tráfico. La curiosidad y las ganas de cosas nuevas convirtieron dicha apertura en todo un evento, lo cual demuestra que una gran parte de los menorquines sí quiere aperturismo. Como también espera actividades innovadoras, por pequeñas que sean. El problema es que, como dice aquel, "aquí, antes se tira el pescado que dejarlo a mitad de precio".
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