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Dos acontecimientos ocurridos durante este periodo que afectan a la organización católica Manos Unidas han llenado de alegría a sus integrantes y han supuesto multitud de felicitaciones de quienes les queremos y les admiramos. Por la constante tarea y denodado esfuerzo que tantas personas han desarrollado y por la valiosa ayuda que han proporcionado a numerosos pobres de la tierra.

Un acontecimiento a nivel nacional con fuerte repercusión mediática y con importante significación social. Me refiero a la concesión del premio Príncipe de Asturias el pasado mes de diciembre. Supuso un indudable reconocimiento a esta organización que ya había ganado mucho prestigio en nuestra sociedad en los cincuenta años que lleva aportando recursos materiales a personas y pueblos del llamado Tercer Mundo. Era un modo, además, de agradecer su labor.

El otro tiene un carácter diocesano. Se refiere al traslado de sede social, situada ahora en los bajos de la casa rectoral de la parroquia de Santa María de Maó, en la calle de Isabel II. Ha supuesto para los miembros de la organización y, sobre todo, para los responsables de la Delegación en Menorca, una clara demostración de generosidad por el esfuerzo en la rehabilitación de los locales (tienda, talleres y oficina) y por el ánimo al afrontar la financiación. El final de la operación del cambio de sede ha llenado de satisfacción y de alegría a todos. Desde estas líneas quiero reiterar la gratitud de todos los menorquines al servicio prestado por los voluntarios de esta benéfica organización.

Es indudable que la suma de ambos hechos en este tiempo, desde la última campaña, contribuye a reforzar el respeto y el prestigio de Manos Unidas en nuestra sociedad insular. También posibilita aumentar la confianza que muchos menorquines depositan en ella como vehículo de ayuda a la erradicación de la pobreza en muchos países de nuestro mundo. Muchas gracias a unos y a otros. También pedimos a Dios que incremente la constancia en la tarea de los miembros de la organización y la ayuda y la generosidad en los colaboradores.

Todos conocéis que el trabajo de la organización es permanente. Todos los días del año hay personas dedicadas voluntariamente a este servicio. Pero cuando llega el mes de febrero se intensifica la actividad y se multiplican los actos con motivo del día del Ayuno Voluntario centrado en el segundo viernes. Todas las parroquias y comunidades cristianas se aprestan a colaborar. Muchas instituciones de signo no confesional contribuyen también con sus aportaciones. Y cada año un lema es el principal resorte para descubrir a toda la sociedad un problema al que de forma preferente van a dedicar los mayores esfuerzos.

El lema de este año es "Su mañana es hoy" y tiene como objetivo reducir la mortalidad infantil. Estamos hablando de la campaña número 52. Dicen los responsables de la organización que "seguimos trabajando por alcanzar el objetivo irrenunciable de nuestra identidad y misión: acabar con la pobreza y el hambre en el mundo… hemos vinculado este objetivo a la reducción de la mortalidad infantil, es decir, niños menores de cinco años".

La mortalidad infantil es una realidad trágica prácticamente desaparecida en nuestras sociedades occidentales pero muy común en los países pobres. Por ello Manos Unidas quiere sensibilizarnos para que entre todos contribuyamos a paliar este desastre. Dicen "para poder actuar necesitamos saber en qué condiciones de vida nacen y crecen los niños… las intervenciones de nuestra organización… inciden en los índices de mortalidad infantil. En ellas se identifican la mortalidad infantil y las causas por las que enferman y mueren: la malaria, la tuberculosis, la neumonía, la malnutrición, la diarrea, la varicela, la deshidratación, así como la falta de higiene y las infecciones".

Todos los donativos irán destinados a acabar o a disminuir esta mortalidad. Gracias a la colaboración de muchas personas e instituciones con esta benéfica organización podemos contemplar cómo cada año el importe total es considerable y, en parte, satisface las expectativas de sus responsables que, en más de un 90%, dedican a la finalidad anual planteada.

Manos Unidas no solo aporta recursos económicos para erradicar el hambre en el mundo; también denuncia las situaciones de injusticia y reclama a los poderes públicos que cumplan con los compromisos a favor de la justicia, de la fraternidad y de la paz en todos los países de nuestro mundo.