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Al final parece que todo fue un farol; que midió mal las fuerzas y que los miles de militantes del Partido Popular de Asturias que le iban a seguir en su espantada no son suficientes para formar una alternativa electoral. Cascos dice ahora que se conforma, de momento, con recrear la "Sociedad de Amigos del País de Asturias". O, lo que es lo mismo, que está "a verlas venir".

Esto de los candidatos se está poniendo muy cargante. Entre los que se fueron, y de repente quieren volver en olor de multitudes, como Cascos, arrasando a las bases que han estado dando el callo, y los que no saben o no contestan, como el presidente del Gobierno, pero lanzan mensajes subliminales día sí, y día también, el personal puede terminar optando por quedarse en casa el día de las votaciones, sumido en la mismísima diletancia, en la indiferencia o en el hartazgo.

Le reprochan a Cascos este súbito amor por su tierra que tan oculto ha permanecido estos años en los que, apartado de la política, se ha dedicado a sus negocios privados. Como también le recuerdan que sus lamentos ante lo que considera falta de apoyo de la dirección por los "insultos recibidos", demuestran una piel demasiado fina para un político que no dudó en humillar a todo aquel que importunó su paso cuando ostentaba el poder.

Cascos se veía como Fraga, cerrando su carrera como un virrey en la patria chica, convertido de nuevo en un poder fáctico dentro del PP, ahora que soplan vientos de triunfo para las siglas. Pero su estilo autoritario, chulesco y excluyente ya no se lleva y los asturianos le han dado con la puerta en las narices. Será muy difícil, por mucho que diga que se lo está pensando, el que logre reunir la gente necesaria para llegar al poder.

Y el que sigue desgranando el me "voy pero me quedo" es el presidente Zapatero. En una entrevista en Onda Cero ratificó que las primarias serán el procedimiento para elegir a su sucesor. Sin poner fecha, eso sí, pero contribuyendo al morbo.

Para los que esperan, como en los acertijos, que las elecciones de mayo despejen la duda sobre si va a ser candidato a no, que pierdan la esperanza.

Su decisión dependerá, no del previsible batacazo que se van a pegar sus compañeros autonómicos y municipales, no, sino de sus "convicciones personales".

Porque, aclaró también que es una decisión muy personal y que se toma en solitario. Como si alguien hubiera sospechado que se pudiese llevar a cabo por procedimiento asambleario.

Así que, seguimos mareando la perdiz, que sí, que no. Mientras, la dirigente socialista, Elena Valenciano, asegura que Zapatero tomará la decisión "en el momento que mejor le venga al PSOE". ¿Y al país?