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Hablemos en serio, amigo lector. Empieza a ser lamentable todo lo que está pasando. Entre maletas con cadáveres, asaltos a punta de pistola, un caso de violencia de género cada día, violaciones, una prisión a punto de inaugurar y hurtos a mansalva, me estoy planteando muchas cosas, como por ejemplo los valores que, hasta no hace tanto, hacían de Menorca un lugar de ensueño. Ahora, lo diga quien lo diga, se está convirtiendo en un lugar de pesadilla. Ni Menorca es segura, ni hay tranquilidad entre la gente, ni se acepta pulpo como animal de compañía.

¿Por donde empezamos? Es la primera vez que se descubre una maleta con unos restos humanos dentro, de esta época, claro. Dejémoslo en anecdótico, sin quitarle el punto de macabro. Da que pensar si, de ahora en adelante, a los asesinos les da por hacer de Menorca su particular vertedero.

Donde no hay ni una pizca de humor es en lo de la violencia de género. Si Xoroi levantara la cabeza se toparía en que en lugar de morir por amor, como en su época, ahora se mata por celos. Menuda paradoja. Decir que 'tenemos suerte porque se quedan sólo en agresiones' es retratarnos como analfabetos crónicos. Muy tontacos, o sea. El único motivo que justifica que un hombre levante la mano ante una mujer es para acariciarla y para darle las gracias por elegirle a él entre el gran océano de vagos irresponsables y 'metepatas' que pululan por el planeta. Pido, como muchos, que se actúe, que ninguna acción quede sin perdonar porque el que pega no quiere, odia y lo más seguro es que sienta envidia.

Puede que hablar de los asaltos como el de Truvi o el de Juan Estrada (el último caso del pasado octubre) pueda sonar a desfasado pero no deja de sorprender que se den. El de Estrada tuvo pistolas de por medio, al más puro estilo Lejano Oeste. ¿Qué hemos hecho o mejor dicho, qué no hemos hecho para que se llegue a esta situación? Porque las cosas no andan bien. Cada día hay un robo, pequeño o mediano, pero como a los comerciantes les sale menos rentable perder la mañana en la comisaría cursando la denuncia y prefieren quedarse en sus tiendas a la espera de clientes que nunca terminan de llegar, no se hace oficial el hurto y por lo tanto aquí no ha pasado nada.

No sé lo que te parece, amigo lector, pero para mi todo esto es deplorable. Lamentable. Yo te diría de hacer algo, pero seguro que en la televisión están echando tu programa favorito, o algo por el estilo, y tampoco quiero molestar.