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Los números de la temporada turística arrojan evidentes datos positivos y lecturas tan diversas como interesadas. Ha habido más visitantes extranjeros que el año pasado pero el gasto ha sido inferior a la media balear. Ha aumentado la cifra de turistas, aunque a costa de una significativa bajada de los precios hoteleros. El mercado alemán, eterna asignatura pendiente, se ha recuperado de forma apreciable, con un incremento del 19 por ciento, y se ha frenado la caída del británico, pero ha sido la oferta del todo incluido su principal reclamo. Los convenios con los grandes agentes intermediarios han generado esos frutos y, por tanto, han cumplido el objetivo inicial por el que fueron firmados, un fin de corto recorrido en los beneficios, insuficiente para animar otros ámbitos de la economía. La encuesta de PIME constata que la mayoría de los pequeños negocios y empresas relacionadas con la actividad turística han registrado resultados negativos respecto a las temporadas pasadas. A pesar de todo eso y a falta de detalles para un análisis más completo como el impacto de las acciones en favor de la prolongación de la temporada o las cifras del turismo nacional y el náutico, este primer balance apunta hacia el optimismo.