"Pachamama" en la cosmovisión kichwa es la Madre Tierra —la Naturaleza— reverenciada por todos los pueblos indígenas.
Nuestra granja nació en el año 2000, un año funesto para el país. En ese año el sucre, la moneda nacional, se esfumó y la economía se dolarizó. De la noche a la mañana millones de ecuatorianos perdieron todos sus ahorros. Difícil olvidar "el feriado bancario" como popularmente se conoce al episodio.
Las Hermanas Franciscanas isabelinas, congregación italiana establecida en Ecuador desde 1979, observando las necesidades múltiples de las mujeres del barrio de Calderón, periferia de Quito, deciden arrancar un pequeño proyecto productivo: 1000 m2 de terreno convertidos en huerto.
La idea central dar a las mujeres de escasos recursos "la red", o mejor la azada para dignificar su existencia. La azada vino acompañada de capacitación para aprender a cultivar verduras de forma ecológica. De Italia llegaron los recursos necesarios para instalar el sistema de riego y construir el invernadero. Hizo falta mucho tesón y entereza para convertir una tierra arenosa en el actual vergel.
En la exposición conmemorativa del 10º aniversario constatamos que la fe ciertamente puede mover montañas. Hoy día la Pachamama está integrada por once mujeres de diferentes edades y procedencias.
Son ahora 7.000 m2 que las Hermanas nos ceden generosamente para cultivar más de 30 clases de verduras y hortalizas; algunas bien conocidas, como la acelga, o la remolacha, otras menos comunes como la rúcula, el ruibarbo o el hinojo. Como granja integral orgánica, también criamos cuyes0, conejos y gallinas. Ellos consumen excedentes, aportan estiércol y finalmente carne o huevos.
El cultivo orgánico se basa en la diversidad y rotación de variedades. No se utilizan productos químicos nocivos, ni sintéticos. Para abonar la tierra se prepara compost y humus, y para hacer frente a las plagas, diversos métodos, todos naturales.
La Pachamama está asociada a la Red de Agricultura Urbana Orgánica, impulsada por el municipio de Quito. Esta alianza ha hecho posible acceder a la Certificación Orgánica desde hace cuatro años.
Dos son los pilares que sostienen nuestra granja:
• El productivo: gracias a la venta directa de nuestros productos, las integrantes reciben retribuciones económicas de gran ayuda para su economía familiar.
• El educativo-formativo. Entendemos éste a dos niveles: Por un lado existe un programa de capacitación grupal en temas relacionados con el cultivo orgánico y la transformación de verduras. Paralelamente diseñamos programas particulares para atender necesidades concretas como aprender a leer, y a restar. Por otro lado la Granja ofrece la posibilidad de itinerarios, visitas, pasantías y talleres al público en general.
Mi colaboración con La Pachamama consiste en apoyar el Programa de Entrega de Verduras a domicilio, o en el lugar de trabajo. Diversos colectivos desde bancos, hasta colegios nos encargan semanalmente lotes de verduras que distribuimos una vez por semana. Esta forma de venta proporciona estabilidad en los ingresos y la posibilidad de planificar. El programa es un ejemplo de actitud pro-activa, vital para incrementar las ventas y la difusión. Está generando, además de ingresos, mucha confianza en las mujeres y un alza considerable en su autoestima.
También ayudo en el programa Educativo interno y externo.
Para concluir, creo que nuestra Pachamama es un ejemplo humilde, pero hermoso y auténtico de la llamada Economía Solidaria y sustentable, aquella que pone al Ser Humano y a la Naturaleza como prioridad. Es sin duda un claro exponente del "Sumak kawsay", o Buen Vivir, concepto clave en la nueva Constitución Ecuatoriana.
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