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Algo se cuece en el Ayuntamiento de Maó. Si no, no me lo explico. Creo que Tur y su cuadrilla están armando un ejército de súper guerreros capaces de cualquier cosa para terciar con cuanta huelga se preste de aquí al final del mandato. Y no estoy hablando en balde, son hipótesis a las que llego tras una anécdota que me sucedió ayer de camino al gimnasio del polideportivo municipal.

Desde hace unos meses me he acostumbrado a ir al gimnasio de buena mañana antes de ir a trabajar a Es Diari. Me ayuda a combatir mi insomnio el hecho de despertarme pronto y cansar mi cuerpo, a la par que ayuda a tener mejor figura, para qué negarlo, en las constantes visitas a la playa. Bien, con la llegada del calor (¡Por fin!) digamos que las sábanas se pegan con una mayor facilidad y cuesta ser fiel al plan de trabajo. Además, como estoy en vacaciones prefiero ir un poco más temprano. Como decidí el jueves.

Me levanto convencido, una tarea complicada que empecé a ejecutar la noche anterior a base de concienciarme, cojo mis bártulos y me planto en el edificio. Me sorprendió ver a montones de chicos, con sus respectivos monitores, corriendo por la instalación. Me alegré porque las escuelas de verano son fundamentales para que los padres puedan trabajar tranquilos mientras sus hijos están vigilados a la par que entretenidos.

Voy a entrar y la conserje me detiene y me informa de que como hay chicos/as por la instalación el horario se ha restringido. "¿Para la sala de musculación también?", pregunto entre indignado y sorprendido. "Sí", me contesta. Ahí comencé a entender que el ayuntamiento está sometiendo a los enanos a un entrenamiento especial para convertirlos en armas de destrucción masiva y que, claro, necesitan en sus divertidas mañanas de julio y agosto la sala con pesas. Como digo, si no es así, no lo entiendo.

Estoy de acuerdo que se reserve la piscina para ellos, así como la pista de atletismo, el pinar o el campo de fútbol. Porque son niños y lo normal es que corran, naden, jueguen a fútbol, etc. Pero, con 5, 6, 7 años y basando su cadena alimenticia en mocos y bichos, como hemos hecho todos, ¿también se divierten en la sala de fitness? O mucho han cambiado los hábitos infantiles o me parece una soberana tontería.
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dgelabertpetrus@gmail.com