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Ultimamente se ha discutido mucho sobre reformas sociales, desde la derecha y desde la izquierda. Reforma es sinónimo de cambio.Por las discusiones y los comentarios hablados y escritos podría afirmarse que hay un acuerdo mayoritario en la necesidad de la misma. Aceptar esta exigencia es el principio fundamental del cambio.

Pero dicha exigencia conlleva inmediatamente a la pregunta: ¿qué debe reformarse?, ¿qué pautas de conducta deben modificarse?. Ciertamente las que contradicen al bien común, finalidad no sólo de gobierno y políticos, sino del conjunto de la sociedad.

Para superar la crisis actual económica y laboral, se necesita ajustarse a valores que determinen un cambio auténtico y eficiente.

La concepción meramente consumista del bienestar se ha de contrarrestar por una educación en el recto uso de los bienes, el afán de riqueza incontrolada debe moderarse por el principio de solidaridad, la inclinación a cualquier tipo de prepotencia, partidista o de grupos de presión, exige la humildad correctiva.