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No hace mucho tiempo, un conocido actor español me dijo en el Festival de San Sebastián que " el cine da el prestigio y la tele paga las facturas".

No sé muy bien si lo decía en plan de disculpa por trabajar ( y mucho, por cierto) en este medio que, gracias a la telebasura tan rentable para muchas emisoras, sufre una continua crítica.

La Televisión, efectivamente, ayuda a pagar las facturas, da de comer a muchos profesionales y especialmente a un gran numero de actores y actrices, además de servir de plataforma de lanzamiento a nuevos valores.

Las series producidas en España son una fuente de nuevas caras que, con más o menos fortuna, saltan después al cine y de este, grandes profesionales de todos conocidos, alcanzan una popularidad en la pequeña pantalla que muy pocas películas llegan a conseguirles.

Pensemos en la media de audiencia que alcanza una serie en TV. Con mediano éxito y comprueben, en esa misma medida de calidad, los espectadores de una película.

Sin el trabajo que proporciona la televisión, con todos sus defectos, el paro entre actores y actrices sería mucho mayor, sin contar lo que supone este medio para los principiantes.
Ahora, el teatro, la verdadera prueba del talento de un profesional, según la tradición, se esta convirtiendo en nuevo refugio para "los de la Tele".

Amaia Salamanca, Raúl Peña, Eduardo Casanova y Maria Castro, entre otros muchos se apuntan a ese reto de mirar y hablar cara a cara a un público en directo, sin trampas, sin montajes , por "derecho", que dirían los taurinos.

Y así debe el desarrollo profesional de actores y actrices, realizar su trabajo en cualquier medio disponible, sea cine, teatro o televisión, por lo que "denigrar" un medio, sea cual sea, puede parecer producto de un orgullo mal entendido o simplemente, estupidez.

No defiendo la Televisión por ser miembros de la Junta Directiva de esta Academia, todo lo contrario, pues precisamente por esto debo ser mucho más crítico.

Desprecio la telebasura y sus seguidores, me asombra la, cada vez mayor, falta de información en muchos telediarios, me repele el exceso de "futbolitis" y esa manía de los magazines en convertirse en sucursal de "El Caso", aquella mítica publicación dedicada enteramente a los sucesos (contra más sangrientos, más titulares )

Como medio, la televisión es de una importancia indiscutible y, en mi modesta opinión, muy superior a la de otros medios de comunicación, de ahí que su responsabilidad ante la sociedad debería ser mayor, pero imagino que ética y negocio no son buenos compañeros de viaje.

Con todo, no me parece bien "morder la mano que te da de comer".

Igual respeto deben merecer a los profesionales el cine, la televisión o el teatro, con independencia de la calidad del producto final.

Pero supongo que hablar en la España de hoy de respeto...bueno, debe sonar a cuentos del abuelito.