Diversidad de anécdotas, mezcladas con el ir y venir por los intransitables y polvorosos caminos, me conducen al primero de enero de1907.
Año importantísimo para la industria isleña, en que infinidad de menorquines no dudaron en abandonar, sus modestos y escasos medios de vida, amén de familiares y amigos, en busca de un nuevo amanecer.
El mejor destino Argel, donde eran bien recibidos por aventureros, que les precedieron sa fam els hi havia fet borinar sa coa.
Años después, la fiebre de la plata y con ella los bolsillos de malla, les invitaron a regresar.
Al igual que la reanudación de la puesta en marcha del calzado.
De momento, me encuentro sumergida, entre periódicos, que no faltaban, deduciendo que la empresa Automóviles de Menorca, creada en 1905 por capitalistas mahoneses.
Tuvieron que competir a partir del cinco de mayo de 1908, con la puesta apunto de otra compañía de Ciudadela.
Mientras en aquella ciudad, disponían de otro conocido coche... llamado es del senyor Miquel.
En el anecdotario del diario, se encuentra el horario del llamado Correo, dando a entender que se trataba de la compañía de levante, mientras nombra Automóviles, a los de poniente.
El coche correo de Ciutadella y pueblos del interior llegaba a las trece horas y cuarenta y cinco minutos. Al llegar abril se intentó que apareciera por nuestra Raval a las once y veinte, saliendo a las dos.
Durante varias semanas la prensa informaba con asiduidad de la tardanza en llegar, incluso precisaba de siete a ocho largas horas en el trayecto.
Algo inaceptable, para los usuarios.
Que debían embarcar, con destino a la PenínsulaEl 31 de diciembre de aquel mismo año, se notificó que el seis de febrero se esperaba recibir con el vapor correo Isla de Menorca, un nuevo automóvil propulsado a gasolina para el servicio público.
Fue adquirido por la compañía Ciudadelana, añadiendo en el comunicado que sería mayor que el que prestaba servicio, disponiendo de una capacidad de veinte asientos.
Durante aquellos doce meses, fueron cambiando constantemente de hores de sortida.
En la calle del Castillo 27, se encontraba el taller de P. Sturla, muy introducido en el tema de la mecánica, siendo uno de los hombres más destacados de su época, según escuché de viva voz infinidad de veces al mecánico de la motora.
Sturla fue introductor en la isla de las motocicletas Allright. Éstas competían con las que despachaban en La Suiza de la calle Nueva 17.
El señor Sturla, no vaciló en dedicarse a la venta de automóviles.
El primero lo recibió el veintiocho de marzo de 1908 con el vapor correo El Menorquín, ofreciéndolo al público a muy buen precio.
Continúo leyendo y extrayendo anécdotas, deteniéndome en aquella Menorca de 1922 en que nuestros paisanos habían logrado perder el miedo y toda clase de temores a s'animal de foc.
No obstante, entre los creyentes se acostumbraba a persignarse antes de la puesta en marcha.
Prestigiosos clérigos distribuían entre sus fieles, por dez céntimos, libros de lectura y oraciones ex profeso para los automovilistas.
Todo ello contribuía a comprobar lo delicioso que resultaba, conocer otros pueblos, viviendo, sus fiestas patronales.
Haciendo famosas, algunas fondas que disponían de molt bons cuiners.
El número de automóviles iba en aumento, además de los autos correo entre Mahón y Ciudadela.
En junio de aquel año se inició un nuevo servicio desde levante a poniente, saliendo todos los días a las seis y media de la mañana desde Ciudadela y a las 3 de la tarde regresaba desde Mahón, parándose en cada una de las poblaciones.
Se puede leer la publicidad que indica, servicio rápido, precios corrientes.
Para encargos y despacho en Mahón plaza Retiro 7 ( Cochera). En Ciudadela, Virgen del Carmen 26, antes posada de Barruga.Varios días mas tarde, un nuevo comunicado de Automóviles de Menorca.
Se pone en conocimiento del público que a partir del 12 de junio se efectuará doble expedición diaria, saliendo por la mañana y tarde de Mahón y Ciudadela. A partir del 19, todos los lunespartía a las dos de la tarde para enlazar con el vapor que de allí salía para Palma.
Quedando de esta manera instaurado el servicio de Correos, por orden de la Dirección General, conduciendo la correspondencia y paquetes postales.
Para ofrecer este servicio, se efectúo una especie de subasta que no podía ascender de cuatro mil pesetas anuales.
Firmaba el documento el señor administrador de Correos de nuestra ciudad, don Matías Marino Garzón. (que si no vaig errada, va ser es sogre de dony Pedro Montañés).
Uno de los hombres más destacados en la venta de automóviles fue don Juan T. Vidal, doctor Orfila 8 Mahón.
En un destacado recuadro se leía Ford, el automóvil universal (Precios franco bordo Cádiz): Chasis, 3.835. Voiturelle sin arranque, 2 pasajeros, 5.100. Turismo sin arranque, 5 pasajeros, 5.350.
Camión una tonelada, con neumáticos, o macizos, 5.065. Sedan con arranque, 5 pasajeros, 10.250. Coupé con arranque, 2 pasajeros, 8.995. Tractor Forson, 4.070.Desde Junio de aquel mismo año, la noticia, se fue divulgando, de boca en boca, promoviendo si cabe, algo más de competitividad entre Villa Carlos y San Luis. Por lo visto, los primeros muy pronto disfrutarían con una línea de coches.
Los hermanos Bartolomé y Andrés Escudero Sturla fueron los fundadores y únicos capitalistas que apostaron por la modernidad. La misma que a principio de 1930 adquiriría Rafael Roselló Olivar.
El encargado de trasladarse a la Península para su adquisición, fue Francisco Fernández Huguet, capitán de la marina mercante, persona muy entendida en asuntos automovilísticos. Amigo y hombre de confianza de los hermanos Escudero. Decantándose por el modelo Fiat.
Fornells había hecho lo propio, todas las mañanas salía un ómnibus con conducción de pescado y pasaje, hasta la plaza de la pescadería de Mahón, parándose en las poblaciones de Mercadal y Alayor.
En la calle de San José 53 de Mahón, el señor Antonio Pons alquilaba automóvil de nueve asientos con o sin chófer.
El sábado de la fiesta patronal de Villa Carlos de 1922, frente al casino Diamante, en la calle Victori, bendijo los coches el vicario de la parroquia, señor Quintana, ayudado por el de igual cargo de San Luis, don Antonio Orfila.
A continuación la empresa sirvió en el casino una suculenta merienda, resultando ser un gran éxito de pasaje siendo su precio de veinticinco céntimos.
Si adquirian un talonario en sus oficinas de la calle Deyá 11, bajos, pasaba a ser de veinte céntimos.
A los individuos de tropa les facilitaban asiento al mismo precio.
Los puntos de partida y de parada fueron: la Plaza del Príncipe y la de la Constitución en Villa Carlos. El horario, desde aquella población, se iniciaba a las seis y media de la mañana hasta ocho y media de la noche, saliendo cada media hora.
Mientras que desde Mahón tenía lugar a las siete hasta las nueve de la noche. Considerado por la población algo ajustado, principalmente para los villacarlinos que los sábados y domingos se desplazaban acudiendo a nuestros cines.
Uno de los mejores servicios de aquel medio de transporte, al igual que sucedió con el de San Luis, fue al medio día cargando infinidad de cestas, conteniendo la comida de empleados en distintos ramos, principalmente, las Sumadoras Comercial y la fábrica de gomas del señor Codina.
Como anécdota, añadir que los hermanos Petrus de la barbería cas Orestes, siempre tan diligentes amén de buena gente, guardaban alguna de aquellas cestas si a la hora de partir el autobús no se habían ido a recoger.
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