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La limpieza de lodos de la zona de operaciones del puerto de Maó ha levantado recelos, primero, y críticas a continuación contra estos trabajos debido a la contaminación por metales pesados de los sedimentos marinos. La controversia no ha detenido las obras y no parece que Autoridad Portuaria vaya a alterar su opinión respecto a una labor promovida con el fin de mejorar las condiciones de operatividad en la rada mahonesa y adoptada, según ha explicado, con las preceptivas garantías de un estudio medioambiental previo.

Sin embargo, las dudas no sólo persisten sino que ha aumentado la pluralidad de voces que cuestionan la iniciativa del ente portuario. Informes relativamente recientes señalan la permanencia de metales pesados. Los reparos alcanzan incluso al lugar elegido para depositar los fangos dado el interés que ese punto tiene para el patrimonio arqueológico submarino y se han propuesto alternativas. Todo ello debería llevar a una revisión de las tareas con el fin de que los beneficios que se persiguen para el tráfico y operaciones de buques y embarcaciones no causen perjuicio en otro ámbito tan sensible como la salubridad de las aguas y la fauna del puerto.