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Todas son tristes y muchas de las veces no deseadas. Eurobijoux dice que se va con dolor y lágrimas casi a ritmo de tango, un tango que no hay quien lo baile por falta de pista.

Menorca es cara para venir y para irse y tras un profundo examen de conciencia por parte de los responsables de Sebime, con una mano en el corazón y la otra en la cartera, parece ser que es más práctico enviar a Mallorca una pulsera de aquí para que se codee con las ensaimadas a que el problema del transporte aéreo se acomode a nuestro mercado.

Sin embargo parece ser que una luz se ha encendido en la oscuridad de las mentes de nuestros políticos que ven que una vez más, algo de Menorca amenaza con emigrar o lo que es lo mismo, una referencia menos para nuestra identidad isleña.

Moraleja: "cuando las pulseras de tus vecinos veas emigrar, pon tus barbas a remojar".

Triste pero cierto, nos movemos siempre al límite de la caducidad de nuestras decisiones, tomadas tardías o muchas de las veces ni eso.

La clase política está intentando, ahora y con sus promesas, echar salvavidas a un proyecto de gente que está luchando desde siempre por una industria que ha dado sello y renombre a Menorca y precisamente cuando más lo necesita porque, no hay padre que le guste que sus hijos se vayan de casa porque en otros lugares van a estar mejor.

Alguien tendría que hacer algo para que no se muevan las piedras de donde están porque a este paso y ejemplos tenemos muchos, sólo nos va a quedar el viento.