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El sindicato de enfermería (Satse) denuncia que en enero un total de treinta profesionales han abandonado las Islas y que el principal motivo es el precio de la vivienda, que se ha encarecido, especialmente los alquileres, de forma alarmante estos últimos meses. Esta fuga de sanitarios pone en riesgo un sistema frágil y ya muy tensionado. La vivienda, siendo el principal problema, no es el único que explica este éxodo. La precariedad laboral, con unas plantillas inestables y que no se fidelizan, no ayuda en absoluto a este colectivo imprescindible, que realiza una labor clave en las clínicas, los hospitales y los centros de salud de Balears.

Lo preocupante es que esta tendencia solo puede agravarse, ya que los precios de las casas y los alquileres están inmersos en una dinámica alcista, sin visos de que vayan a cambiar en un espacio corto de tiempo. No es una dificultad específica de las enfermeras. Cada año hay menos médicos, guardias civiles, policías o funcionarios del Estado que quieren ser destinados a Balears, porque con los sueldos que cobran no pueden costearse una vivienda digna. Las Islas no pueden permitirse esta fuga constante de profesionales en puestos estratégicos. No solo hay que construir nuevas infraestructuras, sino también contar con sanitarios –y otros profesionales– acordes con el incremento de la población.