Actuar contra el déficit y deterioro de infraestructuras de agua potable

Entre las actuaciones aprobadas destacan seis millones para las conducciones al depósito de Es Caragolí de Ciutadella, un millón para la reutilización de aguas residuales, otro millón para los sistemas de tratamiento de fangos en las depuradoras y 900.000 euros para redactar el proyecto de la nueva desaladora de Levante. Son obras tan urgentes como necesarias. El gran problema a resolver es el insoportable déficit y deterioro de estas infraestructuras por la falta de mantenimiento e inversiones en los últimos años.

La nueva desaladora es necesaria para proteger los acuíferos y cerrar pozos, no para propiciar una mayor demanda. La prioridad pasa por arreglar las redes municipales de distribución, con fugas del 30 y 40 por cien. Y que todos los ayuntamientos apliquen tarifas progresivas.