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Tras cinco días de okupación del apartahotel ‘Sol y Mar’ de Cala Bona, que ha tenido en jaque al sector turístico de Mallorca, y ha provocado un despliegue policial continuo en aquellas instalaciones, ayer los tres últimos okupas que permanecían resistiendo en el interior del edificio se rindieron y salieron de la propiedad tras firmar un documento con el administrador, Miquel Deyà. Precisamente, la polémica había estallado horas antes cuando este periódico publicó que la propiedad del ‘Sol y Mar’ acusaba a Deyà de ser un ‘inquiokupa’, deberles 240.000 euros y promover la okupación. El empresario, por su parte, negó de forma categórica las imputaciones.

El caso, pues, se cierra en falso, con gravísimas acusaciones entre unos y otros que deben ser aclaradas por la Guardia Civil y el juzgado. No hay que olvidar que la patronal y el Govern se movilizaron para buscar una salida a la crisis y que incluso el conseller Jaume Bauzá acudió al apartahotel, para mediar con los okupas y pedirles su salida inmediata. El asalto al ‘Sol y Mar’ ha marcado un punto de inflexión y ha sentado un peligroso precedente, pues se trata del primer caso de estas características ocurrido en la planta hotelera de Mallorca. Hasta ahora, las okupaciones se centraban en pisos y chalets, pero la osadía de los intrusos de Cala Bona ha disparado todas las alarmas y ha puesto en jaque al sector.