08/07/24 4:00
Cuando ya se han cumplido nueve meses de la invasión israelí de Gaza, que ha provocado un genocidio con más de 38.000 palestinos muertos, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se encuentra ante una realidad tozuda. Pese a la imponente maquinaria de guerra de su país no ha podido doblegar a los milicianos de Hamás. La franja ha quedado reducida a escombros y dos millones de habitantes sufren desabastecimiento y unas condiciones de vida indignas, pero la resistencia palestina sigue en pie, lo que supone un auténtico desastre militar, político y estratégico para el polémico político, que sabe que su futuro está directamente ligado al resultado de la guerra.