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Un conductor de 29 años ha sido condenado en Mallorca a dos años de cárcel por el atropello, y posterior fuga, de un ciclista de 17 años en Alaró y que falleció después en el hospital de Son Espases, por las lesiones que sufrió. El joven, que no ingresará en prisión tras el acuerdo de conformidad al que han llegado las partes, circulaba a una velocidad muy elevada y el impacto fue tan brutal que el ciclista salió despedido setenta metros.

Además, cuando fue detenido, días después, dio positivo en cocaína y cannabis, pero no se pudo demostrar en el juicio que, al conducir, se encontrara bajo los efectos de las sustancias estupefacientes. Tras su arresto, quedó en libertad y se le retiró el carnet de conducir como medida cautelar.    No es la primera vez que un accidente de estas características, en el que el conductor se da a la fuga dejando malherido al atropellado y después da positivo en drogas, se salda con penas que no son ejemplares.

La sociedad percibe    falta de contundencia a la hora de castigar estos comportamientos. Cada vez es más habitual toparse con conductores que circulan a velocidad temeraria o escribiendo wasaps al volante en una muestra de desprecio por la vida propia y por la ajena. Solo con multas severas y condenas judiciales duras se puede erradicar esta lacra que cada año destroza la vida de numerosas familias en Balears.